Sonata de oto?o
Este es el art¨ªculo para un 21 de septiembre: taciturno, futbolero y sin alardes, pero que defiende el derecho de todos a expresar su alegr¨ªa con respeto. A dos meses del Mundial de Qatar, los que vimos bailar goles a Roger Milla en Italia¡¯90 tenemos el culo pelado de celebraciones. Hasta el bander¨ªn de c¨®rner, su impert¨¦rrita pareja de baile, disfrutaba con aquel jugador camerun¨¦s ya talludo, le¨®n indomable cuarent¨®n que danzaba por instinto y convicci¨®n, esas mismas virtudes que le convert¨ªan en un delantero sorprendente.
Por vez primera vamos a vivir un Mundial en oto?o, la estaci¨®n de la nostalgia y de la honra a los muertos, la del acortar de los d¨ªas y esta dichosa melancol¨ªa, la de empezar a tomar sopas y pedir un trozo de tarta con el caf¨¦, la de los cromos a la salida del cole y los primeros cambios de entrenador en la Liga. Ha llegado la estaci¨®n tard¨ªa al f¨²tbol y estoy triste.
A 60 d¨ªas de un Mundial, tambi¨¦n el primero en un pa¨ªs ¨¢rabe de religi¨®n musulmana y temperaturas del P¨¦rsico, el f¨²tbol universal gira alrededor de un poderoso delantero que no va a acudir a la cita porque Noruega no se clasific¨® y del debate sobre el racismo en los campos de Espa?a. La tensi¨®n mundialista no llega. O quiz¨¢ solo la siente Messi, con toda Argentina colgada de su espalda, pobrecillo.
Desde hace unos a?os, a la Copa del Mundo empieza a pasarle como al cine, que ha perdido peso en el d¨ªa a d¨ªa de la gente, que cada vez importa menos. Como las pel¨ªculas, los anta?o m¨ªticos encuentros de un Mundial compiten contra los partidos del siglo en 4 a?os, se escapan de la memoria, se agotan en s¨ª mismos, su impronta es menor, todo pasa m¨¢s r¨¢pido sin dejar huella. Por eso quieren un Mundial cada dos a?os. Con pena, algunos mantendremos la fe en que Brasil rescate el jogo bonito, en que alg¨²n africano d¨¦ la sorpresa, en que un goleador se eche un bailecito, pero me declaro pesimista: ser¨¢ dif¨ªcil, y m¨¢s en un Mundial oto?al en una monarqu¨ªa del Golfo. Hasta los ¨¢lbumes de Panini escasean: el precio del papel, la crisis energ¨¦tica, dicen. Pero nadie vio venir el oto?o del f¨²tbol.