Sarri¨¢ cumple 100 a?os
Divino ¨¦l, ojal¨¢ Ricardo Zamora bajase del cielo en su trono, como la mam¨¢ centenaria Rafaela Aparicio. Justo en la muerte del maestro Carlos Saura: Sarri¨¢ cumple 100 a?os, aunque la pel¨ªcula podr¨ªa titularse Sarri¨¢ y los lobos (inmobiliarios) o Los golfos, por los dislates financieros de los que llevaron al Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona a una ruina que oblig¨® a vender la que fue la casa feliz blanquiazul durante 74 a?os. El 18 de febrero se cumple un siglo de la inauguraci¨®n del feudo de los espanyolistas, un enclave m¨ªtico de la historia del f¨²tbol que vimos demoler cruelmente en 1997.
Pocos campos de f¨²tbol en Espa?a mantienen el eco de vida tras su desaparici¨®n como esta bombonera que alcanz¨® los 45.000 espectadores en sus mejores tiempos, un estadio con sabor, cercano, amable, mediterr¨¢neo, pero con dejes de stadium cubista, de tribunas desiguales pero equilibradas. El v¨ªnculo sentimental con Sarri¨¢ contin¨²a hoy, pese a los ninguneos del ayuntamiento barcelon¨¦s que nunca ha querido entender la memoria hist¨®rica de un espacio sagrado.
Aqu¨ª, donde Zamora sent¨® c¨¢tedra, marc¨® Pitus Prat el primer gol de la Liga espa?ola al Real Ir¨²n en 1929 y se cantaron tres alirones (Athletic¡¯31, Atl¨¦tico¡¯66 y Valencia¡¯71: ninguno de Madrid o Bar?a, originales hasta para eso). Nunca se disput¨® una final de Copa, pero, curiosamente, contra prejuicios absurdos, s¨ª la que el Levante reclama como oficial, la Copa Espa?a Libre disputada en 1937 en zona republicana. Pregunten por Sarri¨¢ en Italia: sonreir¨¢n porque en 1982 se jugaron los partidos m¨¢s espectaculares de la historia de los Mundiales, aquel triangular entre la Italia campeona de Zoff y Rossi, la Argentina de Maradona y Ardiles y el Brasil de Zico y S¨®crates.
En el viejo campo de la carretera de Sarri¨¢, que mand¨® un 3-0 a Leverkusen para la vuelta de la final de la UEFA m¨¢s triste, se forj¨® domingo a domingo el milagro de una pasi¨®n que merece ser celebrada, un sentimiento que hoy es un icono de supervivencia social y deportiva. Esta resistencia pas¨® por Montju?c (dos Copas del Rey, ning¨²n descenso) y contin¨²a ahora en Cornell¨¤, el estadio desde donde Dani Jarque (14 a?os cuando cay¨® Sarri¨¢) nos ilumina.