?Por qu¨¦ os molestan los partidos malos?
El jueves escrib¨ª en la red social X ¡ª?ya no se puede usar ¡°tuitear¡±?¡ª que est¨¢bamos ante uno de los d¨ªas m¨¢s apasionantes del a?o en el f¨²tbol internacional porque se disputaban las seis semifinales de las repescas de la Euro 2024. Entre las respuestas que obtuve, una me llam¨® la atenci¨®n. Hab¨ªa varias que sosten¨ªan que las Eurocopas de 24 equipos facilitaban el acceso a selecciones de bajo nivel, pero esa iba un poco m¨¢s lejos. ¡°Qu¨¦ felices ¨¦ramos cuando s¨®lo iban ocho equipos a la Eurocopa¡±, rezaba. Entonces record¨¦ que la primera que yo vi fue la ¨²ltima con ese formato: la de Suecia en 1992. Sin duda, un torneo que dio para mucha literatura: lo gan¨® Dinamarca, que no se hab¨ªa clasificado pero sustituy¨® a ¨²ltima hora a una Yugoslavia en guerra. Participaron, adem¨¢s de la anfitriona y la campeona, Francia, Inglaterra, Alemania, Escocia, Pa¨ªses Bajos y la CIS, que es el nombre que le dieron a la selecci¨®n heredera de la reci¨¦n desintegrada Uni¨®n Sovi¨¦tica. Esto significa que no jugaron la fase final, entre muchas otras, ni Espa?a ni Italia ni Portugal. Los aficionados pudieron disfrutar de un total de quince partidos. A m¨ª me parecen pocos y el cartel se me queda corto, pero hay opiniones para todos los gustos.
Eran m¨¢s los que dec¨ªan que la medida ideal era la de diecis¨¦is. Est¨¢ bastante extendida la opini¨®n de que hay selecciones que no aportan nada. ¡°?Qui¨¦n quiere ver un partido de Georgia?¡±. Bueno, yo lo quiero ver. Si Georgia se metiera en la Euro estar¨ªa jugando su primera fase final y eso ser¨ªa Historia del F¨²tbol. Y yo quiero ver todo lo que es Historia del F¨²tbol. Siempre me ha sorprendido la indignaci¨®n que generan los partidos malos. Oye, no es obligatorio verlos, si te molestan puedes obviarlos. Las competiciones deportivas est¨¢n pensadas para que compitan por la victoria participantes de distintos niveles, no para que todos los partidos que hay en ellas sean consumibles para el p¨²blico que busca el mayor de los espect¨¢culos. A nadie se le ocurre quejarse de que en primera ronda de Wimbledon jueguen el 54 del mundo contra el 216. Casi nadie ver¨¢ ese partido, pero es necesario que exista.