Pogacar devuelve el golpe

Wout van Aert arranc¨® a la bajada de bandera. Sin titubeos. Su ataque marcaba n¨ªtidamente las intenciones del equipo Jumbo desde el kil¨®metro cero. Jonas Vingegaard quer¨ªa remachar a Tadej Pogacar. El d¨ªa anterior hab¨ªa logrado tumbar al rival con un golpe en el Marie Blanque, pero el esloveno, aunque perdi¨® 1:04, todav¨ªa estaba en pie. Igual que ocurre en el boxeo, cuando el contendiente derribado supera la cuenta de protecci¨®n, el p¨²gil rival lanza a continuaci¨®n otra fuerte andanada para noquear al contrincante. El boxeador que se hab¨ªa levantado de la lona era Pogacar. Quien buscaba el KO definitivo era Vingegaard, el dorsal 1. No lo logr¨®. Al contrario, recibi¨® una fuerte contra en el ment¨®n del bicampe¨®n del Tour que vuelve a equilibrar las fuerzas.

Para ello repiti¨® la t¨¢ctica del d¨ªa anterior, pero esta vez sin tapujos. En la primera etapa pirenaica, el Jumbo pudo esconderse durante parte del recorrido detr¨¢s del UAE Team, mientras Van Aert enredaba todo lo que pod¨ªa en la fuga, a la espera de servir de puente a Vingegaard. En esta ocasi¨®n, el rodillo neerland¨¦s fue con la cara por delante todo el trazado. El belga, un d¨ªa m¨¢s, abr¨ªa hueco en el grupo cabecero, donde hab¨ªan entrado otros buenos galgos como Julian Alaphilippe, Neilson Powless, Micha? Kwiatkowski y Ruben Guerreiro. A la par, el Jumbo apretaba el ritmo infernalmente en el Aspin y, sobre todo, en el Tourmalet. La imagen era curiosa. Van Aert tiraba con frenes¨ª en punta de la escapada, mientras Wilco Kelderman reventaba el grupo de los gallos. El Jumbo por delante y el Jumbo por detr¨¢s.

El trabajo de Kelderman hizo explotar el pelot¨®n en mil pedazos. Hizo da?o, mucho da?o, hasta el punto de que arriba se quedaron solos tres ¡®jumbos¡¯ con Pogacar y Jai Hindley, flamante maillot amarillo. El australiano no resisti¨® mucho. El d¨ªa despu¨¦s de su d¨ªa de gloria era un d¨ªa diab¨®lico. Sepp Kuss tom¨® el relevo de Kelderman para seguir erosionando las piernas de Pogacar. Faltaban casi cincuenta kil¨®metros para la meta, pero Vingegaard quer¨ªa ganar ya el Tour. Es mejor tumbar al p¨²gil rival cuando est¨¢ groggy que esperar a que resucit¨¦. El dan¨¦s atac¨® en las ¨²ltimas pendientes del coloso de los Pirineos, pero esta vez, al contrario de lo que ocurri¨® el d¨ªa anterior en el Marie Blanque, Pogacar no se despeg¨®. El duelo estaba servido.

Van Aert rodaba por delante, a la espera de prestar sus servicios al l¨ªder hasta el ¨²ltimo asalto del combate, que se iba a librar en Cauterets. Por detr¨¢s hubo un amago de caza, pero los equipos no se pusieron de acuerdo. Ya daban el Tour por perdido. Para Hindley y compa?¨ªa, la carrera se ha reducido a la lucha por el tercer puesto del podio. Una pelea, por cierto, a la que se ha agarrado con fuerza Carlos Rodr¨ªguez, granadino de 22 a?os, que pelea por terminar como el primero de los mortales. De momento es quinto, a 3:30, por detr¨¢s de Simon Yates y el propio Hindley. Ellos corren otro Tour.

La batalla por el triunfo est¨¢ en otra galaxia, la que ocupan los dos marcianos de esta edici¨®n. Vingegaard, que hab¨ªa pulverizado el r¨¦cord de la subida al Tourmalet en 45 minutos y 11 segundos, arranc¨® a cuatro kil¨®metros y medio de la meta, cuando Van Aert se apart¨® de la cabeza tras una exhibici¨®n brutal. Pero Pogacar volvi¨® a resistir. Sigue vivo. Muy vivo. Y para demostrarlo lanz¨® una contra certera, que dej¨® tocado al rival. El jefe del UAE Team gan¨® la etapa y recort¨® 28 segundos a Vingegaard, que es el nuevo maillot amarillo, con 25 de ventaja, pero un amarillo p¨¢lido y amargo.