Nuestra chaladura, nuestras normas
Es t¨ªpico del aficionado cul¨¦ saltar del entierro al bautizo como si por el camino solo hiciese falta cambiar de corbata. Y no pasa nada, no hace falta disimular ni esconderse. La vida son dos d¨ªas y no merece la pena estancarse ni ce?irse a los convencionalismos sociales. Disfrutamos ese punto de bipolaridad autodiagnosticada y a nadie debemos explicaciones, menos a¨²n a unos rivales que siempre aparecen prestos para enmendarnos la plana: si celebramos, porque celebramos; si queremos quemarlo todo, porque no hemos solicitado el permiso de quema pertinente. Como no dijo nunca nadie ¨Clo entrecomillo solo por precauci¨®n-, ¡°nuestra chaladura, nuestras normas¡±.
El domingo por la tarde, despu¨¦s de caer en el Bernab¨¦u como en los tiempos de Butrague?o y Garc¨ªa de Loza, parec¨ªamos dispuestos a todo: despedir a Xavi, enfrentarlo con su hermano en combate singular, deportar a Rafinha y Demb¨¦l¨¦, meter a Busquets en un ata¨²d sin tapa, como en esa fiesta gallega donde pasean a los vivos amortajados porque, yo qu¨¦ s¨¦, los gallegos somos as¨ª de riqui?os incluso con la muerte... Hasta Laporta empezar¨ªa a temer por el cargo intuyendo la llegada del fr¨ªo y el tono negro a las portadas que, como todo el mundo sabe, suele anunciar el inicio de la guerra entre dos mundos.
Todo parec¨ªa perdido, empezando por la raz¨®n, y la tierra quemada se compactaba bajo nuestros pies hasta que salt¨® el equipo al Camp Nou para enfrentarse al Villarreal, se puso a danzar como los ¨¢ngeles y nos record¨® que el Bar?a tambi¨¦n es esto: un grupo de cachondos que a veces juega al despiste, como si nada importase demasiado y mucho menos quedar fuera de la Champions, que es una competici¨®n para catequistas y empleados de banca. Recuper¨® el orden, personificado en un Ferran Torres que cuida el bal¨®n como si fuese un hermano peque?o. Y en Frenkie de Jong, que nos hizo recordar que se puede ir por la vida de moderno con un peinado del siglo pasado: todo vuelve, tambi¨¦n los holandeses y las modas.
La Liga ya es nuestra, en definitiva. Al menos hasta ma?ana. O hasta la semana que viene, qui¨¦n sabe... No olviden hacer acopio de corbatas, por si acaso.