Nostalgias prematuras
De Ancelotti voy a echar muchas cosas de menos: su tranquilidad, sus maneras, su ceja levantada.
Siento una nostalgia prematura ante la marcha de Ancelotti. Supongo que ser¨¢ cosa de la edad, que lo va ablandando todo. A¨²n no ha dirigido su ¨²ltimo partido y ya le estoy echando un poco de menos. Me saltan fotos en el m¨®vil de temporadas pasadas, celebrando t¨ªtulos con los chavales, y suspiro mirando al horizonte. Duele esta despedida tras cuatro a?os en el banquillo blanco que pasaron volando. Recuerdo el desconcierto general cuando se anunci¨® su regreso. ¡°Viene del Everton¡±, se murmuraba entre la perplejidad y el miedo, como si estuviera saliendo de una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n. Supongo que no deja de ser cierta esa m¨¢xima de la industria del entretenimiento: ¡°Eres tan bueno como tu ¨²ltimo trabajo¡±. Y Carletto volvi¨®, gan¨® y convenci¨®.
De Ancelotti voy a echar muchas cosas de menos: su tranquilidad, sus maneras, su ceja levantada. Pero sobre todo, esa admirable capacidad de aparentar que todo le resbalaba, como si estuviera recubierto de una fina capa impermeable, Loro Piana con Gore-Tex, una cota de malla que nada ni nadie pod¨ªa llegar a traspasar. Su mejor truco fue siempre ese: hacernos creer que su trabajo podr¨ªa hacerlo cualquiera de nosotros. Sin excusas, sin dramas, sin usar los micr¨®fonos para echar pulsos, sin necesidad de reivindicarse. As¨ª se gan¨® a todos. Hasta me termin¨® convenciendo de la posibilidad de Camavinga como lateral izquierdo (ocasional).
Supo reinventar al equipo cuando se marcharon Casemiro o el mejor Benzema que vimos en a?os. Tambi¨¦n cometi¨® errores, claro, sobre todo esta ¨²ltima temporada. Pero me queda la impresi¨®n de que los asumi¨® sabiendo que eran parte del camino, sacrificando su cr¨¦dito personal en favor de ciertos jugadores. No dejo de preguntarme cu¨¢l fue, para ¨¦l, ese punto de no retorno en el que entendi¨® que todo se torc¨ªa de manera irreversible. Estoy seguro de que lo tiene claro.
Algunos art¨ªculos y tuits en los que se le falta al respeto me duelen. Ser¨¢ la edad, de nuevo. Pocas veces me hab¨ªa ocurrido esto: esta melancol¨ªa anticipada. Al fin y al cabo, el puesto de entrenador suele ser ese saco de boxeo en el que descargamos nuestras frustraciones. Y tal vez esto sea lo m¨¢s bonito que puede llegar a conseguir el t¨¦cnico de tu equipo: que lo quieras proteger de ti mismo.
Se va Carletto, se acaba una ¨¦poca. Nunca seremos tan j¨®venes como en esos minutos de algunas noches europeas en las que pas¨® todo. Hoy nos meteremos en la boca un pu?ado desmedido de chicles en su honor.
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