N¨¢poles venci¨® a la superstici¨®n
?C¨®mo pronunciar la palabra ¡°Scudetto¡± en la ciudad m¨¢s supersticiosa del mundo? ?C¨®mo apelar a una victoria a¨²n no consumada en unas calles nacidas de las creencias m¨¢s excesivas? ?Y si se rompe el hechizo futbol¨ªstico? ?Y si un mal de ojo, o el mismo Vesubio, ruge y arrasa con todo? En N¨¢poles, sin embargo, parece que todos han vencido al exorcismo de las c¨¢balas y a los impulsos esot¨¦ricos y ocultos. Los napolitanos, subyugados durante treinta y tres a?os a la creencia de que la superstici¨®n es la ¨²nica br¨²jula de la vida, han decido que hay que dejar un poco de espacio al sentido com¨²n y a la l¨®gica que indican que ganar¨¢n el t¨ªtulo de liga, salvo una cat¨¢strofe monumental.
Llevo d¨ªas mirando fotos por Internet de las calles napolitanas engalanadas para el momento. Tengo al algoritmo de mi m¨®vil hastiado. ¡°Dame algo nuevo, por favor¡±, me suplica por las noches: ¡°?No te interesan las fotos de gatitos? ?Recetas de cocina? ?Nada m¨¢s? ?Qui¨¦n te crees que eres? ?Sorrentino?¡±. Pero es que las fotos de N¨¢poles estos d¨ªas son m¨¢s adictivas que la cafe¨ªna. Hay algo fascinante en esa mezcla entre oscuridad y color, con el azul atravesando la suciedad, con los altares urbanos de santos can¨®nicos al lado de im¨¢genes de futbolistas, y los enormes tendales rodeados por cartas con los rostros de los jugadores. La fe y el f¨²tbol juntos. San Genaro, Maradona y Khvicha Kvaratskhelia enmarcados en luces de ne¨®n parpadeantes y flores de pl¨¢stico.
El Napoli puede proclamarse campe¨®n de liga este fin de semana. Los n¨²meros dicen que debe ganar en el Diego Armando Maradona ante la Salernitana y esperar un tropiezo del Lazio contra el Inter de Mil¨¢n. As¨ª que este fin de semana la ciudad, que no el equipo, puede ganar un t¨ªtulo 33 a?os despu¨¦s. Porque ¨¦rase una urbe a un equipo de f¨²tbol pegada, un amor superlativo y visceral, comparable al de una madre con su hijo. Lo siento mucho por mi algoritmo del m¨®vil porque la cosa va a irremediablemente a m¨¢s los pr¨®ximos d¨ªas.