Nadal avanza a trompicones
La desesperante situaci¨®n frente a Fognini arranc¨® un lamento de Rafa: ¡°Tengo mucha ansiedad¡±. A lo que Moy¨¢ le tranquiliz¨®: ¡°Saldr¨¢, saldr¨¢¡¡±.
Rafa Nadal nunca hab¨ªa perdido el primer set en su debut en el US Open, hasta que este extra?o a?o, en su 16? participaci¨®n, cedi¨® esa manga inicial ante Rinky Hijikata, un australiano de 21 a?os, pr¨¢cticamente desconocido en el circuito, que ocupa la 198? plaza mundial, a quien tuvo que remontar con oficio y humildad. La historia se repiti¨® dos d¨ªas despu¨¦s, esta vez ante un cl¨¢sico, Fabio Fognini, un rival inc¨®modo que sac¨® el peor tenis de un desdibujado Nadal durante un set y medio. La desesperante situaci¨®n arranc¨® un lamento del campe¨®n de 22 Grand Slams: ¡°Tengo mucha ansiedad¡±. A lo que Carlos Moy¨¢, su t¨¦cnico principal, le tranquiliz¨®: ¡°Saldr¨¢, saldr¨¢¡¡±. Y, efectivamente, el juego comenz¨® a salir, poco a poco, al menos lo suficiente para superar el trago que le hab¨ªa conducido a estar abajo en el marcador por 6-2 y 4-2, con la cesi¨®n constante de su saque y con insistentes errores. Nadal reconoci¨® al t¨¦rmino del partido que jug¨® ¡°muy acelerado¡±, con las pulsaciones altas. Y tanto se enreves¨® su actuaci¨®n, que se autolesion¨® la nariz de un raquetazo en una jugada rocambolesca.
Nadal avanza a trompicones en Nueva York, pero la mejor noticia es que por lo menos avanza. Es evidente que no est¨¢ bien, seguramente por un c¨²mulo de cosas. Por las lesiones que le tuvieron parado desde Wimbledon gran parte del verano y que le han obligado a cambiar la din¨¢mica de saque para no da?ar su zona abdominal. Tambi¨¦n por asuntos personales: su mujer, Mery Perell¨®, est¨¢ embarazada de seis meses. Los contratiempos f¨ªsicos y emocionales aumentan la presi¨®n en un campe¨®n acostumbrado a lidiar con la alta competici¨®n, pero quiz¨¢ no tanto con la acumulaci¨®n de tantos factores. Su equipo le trata con mimo. Y ¨¦l busca las soluciones, mientras muestra su lado m¨¢s humano, m¨¢s vulnerable, y nos recuerda que los deportistas no son superh¨¦roes. Ni siquiera Nadal.