Morata, qu¨¦date
?lvaro, qu¨¦date. Olvida Italia, a Ibrahimovic y al Mil¨¢n. ?lvaro, permanece. En el Atleti, con el Cholo, junto a Koke y Llorente. ?lvaro, mantente firme, no te vayas. Y eso que te entiendo. Que comprendo tu hartazgo, tu cansancio, tus palabras, capaces de ponerle piel a la tristeza. Esa que inunda tu boca al hablar de c¨®mo te sientes a veces. En los campos, cuando abres las redes sociales, y desde perfiles con cara de huevo te llueven los insultos, los reproches, las mofas y los memes. De desconocidos, en su mayor¨ªa, y de blanco, lanzando p¨®lvora por la boca como una novia resentida abandonada en un altar. Insultos, reproches, mofas y memes contra los que a veces no se encuentran paraguas. Porque t¨² no eres un cromo o un holograma, porque t¨² juegas a f¨²tbol pero sobre todo eres persona. Con su familia. Con sus padres. Con su mujer. Con sus hijos. Me duelen a m¨ª, c¨®mo no a ti. A ellos.
Y s¨¦ que todas las veces que en el ¨¢rea has ca¨ªdo en un penalti que no te han pitado tu cabeza vuela a Italia y en c¨®mo te has sentido all¨ª. Respetado, valorado, querido. Por aficiones, equipos, entrenadores, rivales y colegiados.
Y s¨¦ que el cambio al descanso en Dortmund te doli¨® m¨¢s que el fallo en el mano a mano, y eso que esto ¨²ltimo fue como un disparo al coraz¨®n desde la punta de tu propia bota.
Como tambi¨¦n s¨¦ que el verano pasado no quer¨ªas subir a Los ?ngeles de San Rafael, que tu futuro lo sent¨ªas lejos, y sin embargo lo hiciste. Subiste, respiraste el Atleti y te quedaste. Aquella charla en Corea que enseguida se tradujo en gol. Tu abuelo, ese que te retir¨® la palabra cuando fichaste por el Madrid, habl¨¢ndote con su brillo especial en los ojos en la cena de Navidad. Orgulloso. De tu primera vuelta, de tus goles en septiembre al Madrid, de verte con un t¨ªtulo ya con la Selecci¨®n, esa Nations League. Ese t¨ªtulo que ya sent¨ªas que te conformaba y que en unos d¨ªas pueden ser dos. Y qu¨¦ segundo. Una Eurocopa. Esta Eurocopa. A veces la realidad supera los sue?os, ?sabes?
T¨² con el brazalete de capit¨¢n, tu levant¨¢ndola. T¨² que te anudas la bandera del Atleti a la cintura cuando celebras. T¨² que podr¨¢s haber dicho muchas veces que un equipo es un sue?o, pero quien te conoce sabe que solo hay uno de verdad, ese que fue tu cantera y rodeaba un estadio al lado del r¨ªo que ya no est¨¢ en pie. Ese equipo que cuenta contigo, que no se imagina en 2025 sin tus goles. Piensa en Koke, en c¨®mo ha visto cada partido de esta Eurocopa como si estuviera en ella solo porque t¨² lo haces. Piensa en todos los miles que superan al ruido de los ¡®cara de huevo¡¯ de blanco en las redes. Esos que te gritan tanto cari?o y ¨¢nimo, respeto. Piensa en tu sue?o. En lo que sent¨ªas el otro d¨ªa cuando colgabas esa foto con ese mensaje escrito en Arial: alzar un t¨ªtulo con el Atleti. Solo es posible si te quedaras. Como con la Selecci¨®n. Porque llevas el 19 a la espalda, el 7 con Espa?a, pero t¨² siempre eres un diez.
Porque sobre los futbolistas como t¨² son sobre los que se escribe la historia. Los que hacen equipo, grupo, pi?a. Con tus valores y coraz¨®n, de los que no entran al pecho y los vestuarios ensanchan. Quien te prob¨® lo sabe. Siempre para los dem¨¢s, siempre comprometido y solidario, siempre ah¨ª. Con tu humanidad y tu trabajo en la cancha, siempre faj¨¢ndote, lo que a menudo es m¨¢s importante que un gol, aunque haya quien solo cuente fueras de juego. Y s¨¦ que puedes irte, que Italia tira muy fuerte del brazo, pero, ?sabes?, ojal¨¢ te quedaras. Por Koke y todos los dem¨¢s. Por Neptuno. Por la afici¨®n. Por tu abuelo. Porque te mereces cumplir ese sue?o que no se har¨¢ realidad si dejas que ganen los memes y el ruido, los ¡®cara de huevo¡¯ y tanta injusticia contigo.
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