Mois¨¦s abre las aguas en N¨¢poles
Noche vibrante en N¨¢poles, en el estadio al que Maradona da nombre, aunque el viejo San Paolo siempre quedar¨¢ en el recuerdo de los aficionados al f¨²tbol, cuyo recorrido hist¨®rico ofrece unos cuantos v¨ªnculos con el santoral. San Mam¨¦s (Athletic), St. George¡¯s (Newcastle) o Saint Mary¡¯s (Southampton) son un buen ejemplo, como lo es San Siro (Giusseppe Meazza cuando juega el Inter, aunque el bautizo con el nombre del c¨¦lebre futbolista italiano se produjo hasta los a?os 80). Tiene sentido que Maradona reemplazase a San Paolo en N¨¢poles, porque en t¨¦rminos de santidad nadie supera al genio argentino en una ciudad de excesos y maravillas.
Gan¨® el Madrid y no le result¨® f¨¢cil. El partido tuvo el eco de los buenos partidos europeos: cambios en las ventajas, incertidumbre constante y un jugador hegem¨®nico, en este caso Bellingham. Marc¨® hace dos semanas el gol de la victoria contra el Union Berlin, gol en el ¨²ltimo suspiro del partido y, por tanto, importante en la liguilla. Fue su presentaci¨®n con el Madrid en la Copa de Europa, en el nuevo campazo, adem¨¢s, pero ese partido resulta anecd¨®tico comparado con el de N¨¢poles. Confirmarse como indiscutible figura del Real Madrid en el estadio Maradona tiene mucho de confirmaci¨®n simb¨®lica. Y marcar un gol de bandera en la victoria aporta m¨¢s aura todav¨ªa al joven jugador ingl¨¦s. Con 20 a?os, es el boss.
Se disput¨® un partido de nervio y fervor, pero el gol de Bellingham qued¨® aparte, fuera del registro general del encuentro. S¨ª, signific¨® el segundo gol del Madrid, la remontada provisional y todo eso. A ese gol le elev¨® otra clase de trascendencia, ajena al valor de la estad¨ªstica. En el fragor del partido, la jugada de Bellingham tuvo una magnitud b¨ªblica, ajena a todo lo que sucedi¨® antes y despu¨¦s.
En un campo que ha disfrutado con las diabluras de Maradona y con goles m¨ªticos, como el que marc¨® el milanista Rafael Leao en los cuartos de final de la Copa de Europa, Bellingham dej¨® su impronta de jugadorazo con una jugada que tarde o temprano ¨ªbamos a ver, un compendio de potencia, velocidad, t¨¦cnica y cl¨ªnica definici¨®n. Fue Bellingham en toda su expresi¨®n, hasta el punto de producir una sensaci¨®n. Parec¨ªa Mois¨¦s abriendo las aguas del Mar Rojo.
Se coron¨® Bellingham como el jugador de referencia en un club cargado de referentes, comenzando por Di St¨¦fano, nada menos. Alrededor de jugadores como Bellingham, tan escasos como inapreciables, se puede armar un gran equipo. Le han bastado una docena de partidos para instaurar su jefatura y transmitir la clase de confianza que convoca por igual a los jugadores y a los hinchas del Madrid.
Estamos, por tanto, ante el equipo de Bellingham y ser¨¢ muy dif¨ªcil que cualquier pr¨®xima gran estrella le arrebate esa condici¨®n. Mientras tanto, tendr¨¢ que ocuparse de un momento de cambio en el Madrid, donde no todas las posiciones tienen un due?o claro. En N¨¢poles, dos laterales zurdos (Mendy y Fran Garc¨ªa) se sentaron con los reservas. El titular fue Camavinga, como en Girona. Es un puesto que ver¨¢ rotaciones y probablemente ser¨¢ ocupado por Camavinga en las grandes ocasiones, a pesar de sus mohines. Prefiere jugar en el medio campo.
Vinicius elev¨® sus prestaciones y defini¨® con mucha soltura el primer gol. Rodrygo no acaba de salir de la melancol¨ªa. Apunt¨®, pero no concret¨®. Valverde se explic¨® con el impresionante derechazo del tercer gol. Arrizabalaga cometi¨® un grave error en el primer gol y le pes¨®. Dio la impresi¨®n de estar pens¨¢ndolo durante todo el partido. El otro gran protagonista de la noche fue uno sobre el que hay debate. R¨¹diger se destap¨® con una actuaci¨®n sensacional. No hay central m¨¢s cualificado para ocuparse del tipo de delantero que representan Osimhen y Haaland. Cuando se enfrenta a estos gigantes, R¨¹diger se lo toma como algo muy personal. En N¨¢poles se impuso de punta a punta al cotizado delantero nigeriano.