Mi reino por un empate a cero
Los futbolistas m¨¢s inteligentes son aquellos que hallan respuesta ante el reto m¨¢s dif¨ªcil de sus carreras: reubicarse una vez cuelgan las botas. Piqu¨¦ se pas¨® el juego del f¨²tbol profesional y empez¨® a aburrirse de s¨ª mismo. Sin ilusi¨®n por jugar en otro equipo que no fuese el Bar?a, lo dej¨® de golpe. Un jugadorazo: central de ¨¦poca, car¨¢cter indomable, f¨ªsico imponente, clase descollante... quien fue un rival temible dentro y fuera del campo (y lo escribe un perico), hoy contin¨²a busc¨¢ndose lejos de los terrenos de juego. La vida la tiene resuelta; la leyenda, asegurada, pero su hartazgo, y sus inventos, son una br¨²jula. Para huir en direcci¨®n contraria.
Hoy que 9 de cada 10 psic¨®logos nos recomiendan espacios para el aburrimiento a ni?os y mayores inmersos en una vida de impactos audiovisuales constantes, ¨¦l ha decidido que tiene que salvarnos de nuestra pasi¨®n. Piqu¨¦ se aburre y cree que la hinchada tambi¨¦n: como el mundo est¨¢ m¨¢s pendiente del salseo (odiosa palabra) que rodea al deporte que del propio f¨²tbol hay que buscar soluciones para captar la atenci¨®n de aquellos que se nos distraen m¨¢s f¨¢cilmente. Entretenerles, divertirles hasta morir, que dec¨ªa Neil Postman. La culpa, entre otros enemigos del showbusiness, es de los empates a cero, y quieren acabar con ellos.
Reniegan del resultado del primer partido de la historia, aquel Barnes FC-Richmond FC del 19 de diciembre de 1863, un 0-0 hist¨®rico, como el del primer encuentro entre selecciones, el Escocia-Inglaterra original de 1872, o el del primer empate sin goles en un Mundial, un Brasil-Inglaterra de 1958, gracias al que Pel¨¦ tuvo que debutar despu¨¦s, o el de la final Brasil-Italia de EE UU 94 de la p¨¢gina m¨¢s dura del mito Baggio, y hasta de un vergonzante Espanyol-Logro?¨¦s, biscotto de los 80.
El f¨²tbol entretiene, claro, pero es mucho m¨¢s complejo que eso. En esta selva de hinchas, diletantes, pasotas, haters y hasta una se?ora de Palencia que pasaba por all¨ª, el f¨²tbol no tiene por qu¨¦ gustarle a todo el mundo. Y est¨¢ bien que as¨ª sea: que haya gente que se siga aburriendo con goleadas y que algunos futbolheridos no olvidemos los 0-0 que nos hicieron felices.