Messi nuestro que est¨¢s en los cielos
Messi ya tiene su Mundial completando una carrera que no tiene parang¨®n. Lo ha conseguido jugando todos los minutos de su Selecci¨®n, siendo eje del juego, marcando m¨¢s goles que nadie, cargando en cada minuto con la responsabilidad de mover a su equipo. Y lo ha conseguido en la final m¨¢s grandiosa que se puede recordar, con una emoci¨®n sin l¨ªmites que por no escatimar nada nos ofreci¨® sendas claras ocasiones de gol en el ¨²ltimo minuto de la pr¨®rroga: la francesa a cargo de Kolo Muani, resuelta milagrosamente por el ¡®Dibu¡¯ Mart¨ªnez; la argentina, despreciada por Lautaro con un cabezazo fallido cuando lo ten¨ªa todo a favor.
Gan¨® Argentina en los penaltis, que no son tan loter¨ªa como solemos decir. El ¡®Dibu¡¯ Mart¨ªnez es un t¨ªo para estas cosas. Y los argentinos ten¨ªan, adem¨¢s, la baza de la convicci¨®n. Viajaron para ganar el Mundial, agrupados en torno al mejor l¨ªder que pod¨ªan tener. Sufrieron un rato de desconcierto a partir del 70, cuando les cayeron de golpe dos goles de Mbapp¨¦ en minuto y medio que les bajaron la persiana y lo pasaron mal. Pero alcanzada la orilla de la pr¨®rroga recobraron la serenidad, refrescaron piernas con unos cambios que en el fren¨¦tico ¨²ltimo cuarto de hora no hubieran sido recomendables y tuvieron m¨¢s ocasiones.
La Copa se fue con quienes m¨¢s la deseaban, y esos fueron Argentina y Messi, cuya determinaci¨®n se le¨ªa desde el primer d¨ªa en su p¨¦treo ce?o. Pero no ha estado solo: lo que han corrido y jugado Mac Allister, De Paul, Molina, Juli¨¢n ?lvarez¡ Lo que ha parado el ¡®Dibu¡¯ Mart¨ªnez¡ Lo que ha acertado Scaloni... Lo que ha empujado Argentina, con sus millares de seguidores en las gradas, con toda la naci¨®n apretada como un pu?o¡ No es extra?o que Messi naciera en el pa¨ªs que nos regal¨® a Di St¨¦fano y Maradona, el pa¨ªs que m¨¢s ama al f¨²tbol. La primera estrella se llam¨® Kempes. La segunda se llam¨® Maradona. La tercera, la m¨¢s esperada, se llama Messi.