Messi, Bartomeu y la fuerza del Bar?a
Messi lleg¨® a Barcelona con 12 a?os, problemas de crecimiento y un don especial para jugar al f¨²tbol. El Bar?a le proporcion¨® un caro tratamiento al que la familia no hubiera podido hacer frente y la mejor academia de futbolistas en la que pudiera desarrollar su talento. Poco a poco se hizo un hombrecito y un jugadorazo y pronto empezaron sus exigencias. Cada poco hab¨ªa que mejorarle su contrato hasta elevarlo a unas cantidades nunca imaginables. Ahora hemos conocido el intento de prorrogar ese contrato con unas rebabas que rozan lo grotesco y con una cl¨¢usula de rescisi¨®n hiriente: 10.000 euros. O sea, con libertad para irse cuando quisiera.
El lenguaje hamp¨®n de uno de los faxes revelados por El Mundo (¡°se sentir¨¢n obligados a cumplir con la espada sobre su cabeza¡±) sit¨²a a los Messi en las ant¨ªpodas del agradecimiento. Bartomeu fue un hombre d¨¦bil atenazado por la angustia de convertirse en el presidente bajo cuyo mandato Messi se fuera del Bar?a. Por eso le fue dando todo menos una ¨²ltima cosa cuya solicitud supuso un grave error de c¨¢lculo del clan: convertir la cl¨¢usula de liberaci¨®n de 700 millones en esos irrisorios 10.000 euros, lo que equival¨ªa a dejarle la puerta abierta para marcharse cuando quisiera. Justo la pesadilla que no dejaba dormir a Bartomeu.
Hay quien defiende que aquellos 555 millones en cuatro a?os que cobr¨® Messi por su ¨²ltimo contrato los compensaba con sus goles y su peso en los ingresos de marketing. Quiz¨¢, pero lo cierto es que su paso por el Bar?a dej¨® al club arruinado hasta n¨²meros mucho m¨¢s all¨¢ de lo achacable a la pandemia. Y que una vez se hubo marchado al PSG Laporta consigui¨® en pocos meses, palanca a palanca, fondos para reconstruir la plantilla y volver a poner en marcha el club, demostrando que la marca Bar?a es algo potent¨ªsimo por s¨ª misma, con o sin Messi. Esta vez hay que agradecerle algo a Bartomeu: que no cediera a las ¨²ltimas e indignas peticiones.