Memorial de satisfacciones en el Bernab¨¦u
El f¨²tbol concede de vez en cuando el regalo de las peque?as satisfacciones a los hinchas. Tambi¨¦n son parte de su naturaleza los r¨¢pidos cambios de humor. Del desagrado que provoc¨® el rendimiento del equipo contra el RB Leipzig, el madridismo pas¨® en cuatro d¨ªas a las ovaciones por la victoria frente al Celta. Caen poco a poco las hojas del calendario y el Real Madrid mantiene un c¨®modo margen de diferencia con sus rivales: siete puntos con respecto al Girona, ocho con el Bar?a y m¨¢s all¨¢, el abismo.
La goleada tambi¨¦n anim¨® a la alegr¨ªa de la hinchada. El Madrid llevaba un tiempo con resultados que no permit¨ªan un respiro, victorias cortas, sufridos empates con el Valencia y el Leipzig, goles de ¨²ltima hora, la clase de resultados que inspiran alguna preocupaci¨®n al personal. Esta vez las cifras fueron contundentes, inapelables: cuatro goles en un partido de carril.
El Madrid funcion¨® como se espera del l¨ªder del campeonato y el Celta respondi¨® como los equipos que temen por su destino. Ha interiorizado un largo d¨¦ficit de desconfianza en sus posibilidades. Cada temporada es un drama y esta no es diferente. No importa qu¨¦ planes active el club ¨Cya no queda nadie (Denis Su¨¢rez, Brais, Santi Mina) de la cercana operaci¨®n retorno¨C, el recorrido se repite: el Celta vuelve a caminar por el valle de las sombras.
Confortado por una actuaci¨®n sin riesgos, el p¨²blico dedic¨® la tarde a refrendar sus mejores opiniones sobre un pu?ado de jugadores. No fue, ni mucho menos, un partidazo del Madrid, pero s¨ª un ejemplo de solvencia, en muchos casos de car¨¢cter individual, agradecida con estr¨¦pito en el Bernab¨¦u.
El memorial de satisfacciones incluy¨® especialmente a R¨¹diger, que ha pasado de sospechoso habitual a una especie de superh¨¦roe de la saga Marvel, Lucas V¨¢zquez, impecable como sustituto de Carvajal, Vinicius, que fue Vinicius en todos sus matices, y, c¨®mo no, Luka Modric, empe?ado en ganarse un puesto con el entusiasmo de un juvenil. Mantiene esa fiebre emocionante, que la edad no logra apagar. Al contrario, Modric se resiste como un tit¨¢n a perder influencia. Quiere todos los minutos de todos los partidos.
A R¨¹diger se le festejaron por todo lo alto sus aplastantes intervenciones en dos de los cuatro goles. Cada c¨®rner se convirti¨® en un infierno para el Celta. Modric los lanzaba y el gigantesco central alem¨¢n los cabeceaba en medio del terror visitante. Impresionaba tanto la frecuencia en el remate como el modo: cabezazos arrolladores, implacables, intimidatorios.
Uno de ellos requiri¨® de dos fenomenales intervenciones de Guaita, insuficientes para detener el rebote final, que cay¨® a los pies de Vinicius, autor del primer gol. En el otro, su rotundo testarazo se estrell¨® en el larguero, pero la pelota descendi¨®, golpe¨® en la espalda del portero y se aloj¨® en la red. En el Bernab¨¦u se ha celebrado toda la vida ese modelo de central que cobra fama de invencible en el ¨¢rea rival. Hierro y Sergio Ramos han sido los principales representantes de una saga que ahora integra a R¨¹diger.
A la vista de un partido sin virajes, Ancelotti tuvo el detalle de retirar a Modric poco antes del final. La hinchada se levant¨® una vez m¨¢s para homenajear a uno de sus jugadores fetiche, futbolista de magnitud m¨ªtica que se resiste al t¨ªpico adi¨®s ceremonioso, sin combate. Se siente importante, si no indispensable, en el equipo. Lo demostr¨® en el sinuoso partido contra el RB Leipzig y lo reiter¨® frente al Celta.
Puesto a celebrar respuestas individuales, el p¨²blico se reserv¨® una satisfacci¨®n final. El joven Arda G¨¹ler apareci¨® a ¨²ltima hora y marc¨® su primer gol oficial como jugador del Madrid, gol excelente, por cierto. Qued¨® claro que el chico est¨¢ mustio y necesita esta clase de est¨ªmulos.