Marruecos muri¨® en el ¨¢rea de Francia
Marruecos muri¨® en el ¨¢rea de Francia. Honor al vencido. Empez¨® encajando un gol y acept¨® la situaci¨®n como ven¨ªa: le tocaba cargar con el peso del partido y lo hizo. Hasta ahora hab¨ªamos visto a un Marruecos m¨¢s bien amarrategui, como correspond¨ªa a su condici¨®n de equipo de poco brillo enfrentado a mayores potencias. Pero ayer no fue eso, ayer le peg¨® un apret¨®n a Francia, que si sali¨® adelante fue sobre todo por la firmeza de sus centrales, Varane y Konat¨¦, ¨¦ste salido circunstancialmente por la ausencia imprevista de Upamecano. Se jug¨® mucho en el ¨¢rea de Francia, pero esa pareja fue infranqueable. El suyo fue un desempe?o ejemplar.
Pas¨® Francia en tres zarpazos. Uno fue el primer gol, otro el contraataque con tiro al palo de Giroud, el tercero y definitivo fue el segundo tanto, un desparrame que organiz¨® Mbapp¨¦ ya en el papel de delantero centro que le fue encomendado entrada la segunda mitad. Tampoco se puede decir que Francia no haya merecido estar en la final. Es un gran equipo, muy s¨®lido, con jugadores excelentes y un Griezmann en papel estelar, desplegando trabajo e ingenio en cada minuto del partido. Pero algo se queda corto en esta Francia, se echa en falta que no vaya a por algo m¨¢s, que deslumbre, que divierta. Esta Francia conquista, pero no enamora.
As¨ª que tendremos una final entre dos cl¨¢sicos, dos bicampeones. Habr¨¢ tiempo para hablar de ella, pero hoy todav¨ªa procede celebrar el acceso de un equipo africano a las semifinales y su papel tan digno en ella. Marruecos ha sido el equipo revelaci¨®n, pero no por un encadenamiento afortunado de resultados sino por la solvencia de su juego, tanto cuando se ha dejado dominar como cuando, como ayer, ha remado r¨ªo arriba metiendo en problemas a toda una potencia. Bono, Hakim, Amrabat, Ounaghi, Ziyech y todos sus compa?eros merecen que les despidamos con el mejor de los reconocimientos. No estar¨¢n en la final, pero quedan en nuestro recuerdo.