Mam¨¢, no lo entendemos
La historia de superaci¨®n de Elena Congost, que recibir¨¢ uno de los Premios AS 2024, empieza mucho antes de vivir una de las mayores injusticias en la historia del deporte. En los Juegos Paral¨ªmpicos de Par¨ªs, la atleta espa?ola, oro en marat¨®n en R¨ªo 2016 y plata en 1.500 en Londres 2012, particip¨® en una competici¨®n internacional ocho a?os despu¨¦s de la anterior. En medio, fue madre de cuatro hijos, Arlet, Abril, Ona y Lluc. Un maravilloso caos. El complicado reto de la conciliaci¨®n elevado a su m¨¢ximo exponente. Sin dec¨ªrselo pr¨¢cticamente a nadie, con poco m¨¢s de un a?o de margen, la mam¨¢ volvi¨® a correr con un objetivo: esa medalla que le arrebataron. Su bronce estaba forjado a base de coraje, de d¨ªas fren¨¦ticos, de dormir poco, de hacer posible lo imposible. Su bronce val¨ªa por cuatro.
Todo se esfum¨® en un instante. Congost solt¨® su cuerda un segundo. Un segundo que, en realidad, eran ocho a?os. Un segundo que, en realidad, hab¨ªa destapado las grietas de un sistema deportivo (y un mundo) a¨²n muy cruel con las madres (y las mujeres). Despu¨¦s de su tercer parto, a meses de aquellos Juegos, la catalana recibi¨® una llamada. ¡°No contamos contigo para Tokio¡±, escuch¨® Elena, que quer¨ªa decidir por s¨ª misma. Tras el nacimiento de Ona, dejaron de pagarle la baja por maternidad. Y le retiraron la beca por su oro en R¨ªo. Cuando los jueces decidieron que el bronce de Par¨ªs no era suyo, sus ni?os no lo entendieron. ¡°?Mam¨¢, por qu¨¦ te han castigado?¡±, le preguntaban. Y los adultos a¨²n buscan la respuesta.
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