Lucas y Cancelo finiquitan la Liga
No hay mejor comparaci¨®n posible de lo que ha sido esta Liga que la que personifican Lucas V¨¢zquez y Cancelo. El oficio, voracidad y pasi¨®n del lateral blanco contrastan con las desatenciones y frialdad del azulgrana. De alguna forma, a trav¨¦s de ellos, m¨¢s si cabe tras lo sucedido en el Bernab¨¦u, se aprecia la diferencia actual del Madrid y el Barcelona. No es solo f¨²tbol, qu¨¦ tambi¨¦n lo fue por momentos, sino que va m¨¢s all¨¢. El car¨¢cter triunfante e irredento del Madrid se impone en cualquier circunstancia y ante cualquier adversidad, mientras que el Barcelona sigue penando por su falta de jerarqu¨ªa competitiva. El Cl¨¢sico volvi¨® a escenificar esta realidad, aunque fueron los de Xavi los que se acercaron antes a la victoria con Lamine Yamal como estrella. El extremo hizo con Camavinga lo que quiso, tanto en el uno contra uno como a su espalda, y gan¨® ventajas constantes para el ataque cul¨¦. Pero no le acompa?aron el resto de jugadores. Apenas Ferm¨ªn, que demostr¨® ser ajeno a la pesadumbre general del Bar?a, lo hizo con sus llegadas y apariciones en el ¨¢rea. Ambos dieron ilusi¨®n a Xavi, pero por detr¨¢s se derrumb¨® una vez m¨¢s su equipo.
Lucas V¨¢zquez fue el gran culpable. Alejado de los focos tantas veces de forma inmerecida, su impronta explica bien lo que es el Madrid. Ocurri¨® en el Etihad y retumb¨® en el Cl¨¢sico. Estar en todas las jugadas decisivas del partido siendo lateral es un hecho que pone en evidencia su impronta. Lleg¨® siempre en el momento justo y Cancelo ni se enter¨® cada vez que pasaba por su lado. La irresponsabilidad defensiva del portugu¨¦s allan¨® el carril para un Lucas V¨¢zquez que se comi¨® el escenario y agigant¨® su leyenda personal, en paralelo a la de su equipo. El Madrid no se entender¨ªa sin futbolistas de su perfil. Por ah¨ª se vertebra su grandeza a la que dan lustre otros como Bellingham. Su gol final fue un acto de justicia po¨¦tica que apuntilla la Liga y a Xavi.
La foto

Cancelo no tiene ning¨²n rival por delante y, aun as¨ª, se olvida de mirar a su espalda. Lucas V¨¢zquez llega solo sin que el portugu¨¦s reaccione. No tiene conceptos defensivos.