Los negacionistas de la Nations League
Prestigio. Huele a partido grande en Mestalla. Se hace difícil entender a quienes ven en la Nations League un mal para el fútbol. Es posible que sea un torneo menor, o incluso que aumente de manera innecesaria el número de partidos de élite, pero ha acabado con los amistosos basura, que eran un auténtico tostón. Selecciones clasificadas en divisiones por su nivel. Esto solo puede acercar al aficionado. A la misma hora, se juegan hoy cuatro partidos grandes: Francia-Croacia, Portugal-Dinamarca, Alemania-Italia y Espa?a-Holanda. Siete campeones de Eurocopa, cuatro campeones de Mundial y otros dos finalistas. Hay que ser un buen negacionista para renegar de la Nations, a no ser que uno no mire más que por el ojo de su club preferido. Es una competición gourmet, que Espa?a está empe?ada en ser la primera que gana dos veces. Para eso tiene que pasar el escollo de Holanda, que pese a las bajas siempre compite. La Oranje tiene historia y orgullo. Impresionaba el tifo del pasado jueves en la tribuna Van Hanegem de De Kuip. Cruyff, Rijkaard, Van Basten, Koeman, Gullit, Davids, Schneider, Robben, Kluivert… Jugadores históricos para un país que siente el fútbol y que lo acompa?a con fidelidad. Valencia se ha llenado de camisetas naranjas para la ocasión.
Claves. De la Fuente ha surfeado la semana lo mejor que ha podido. Preguntas incómodas sobre la ausencia de I?igo Martínez, el caso Cubarsí, resuelto con inteligencia por la RFEF; y, en medio de todo, un partido en Róterdam en el que a la Selección se le vio alguna costura defensiva por la zona central; y también de control. Habrá que ver cómo se organiza hoy contra una Holanda a la que es fácil imaginar más atrás que en De Kuip, pero que ya ha demostrado ser un grupo con argumentos. Tal vez, no con el fondo de armario que demuestra la Selección, que el jueves se levantó con los reservas. Espa?a lleva dos a?os sin perder en partido oficial y no es noche para cortar la racha. Salta a la vista que la Selección pierde cierta jerarquía sin Rodrigo en el campo. Es un buen momento para repartir responsabilidades. Fabián quiso el balón en Holanda. A Pedri le costó encontrarlo. Y él y Zubimendi tuvieron que correr detrás de Reijnders y De Jong. Tal vez por ahí pase el partido de esta noche. También por que las musas bajen a ver a Lamine. El fútbol va tan rápido que, en la Eurocopa, todo lo que nos dejaba era un regalo. Ahora, le empezamos a pedir que resuelva partidos. A veces no le sale, pero cada vez que coge la pelota, imaginas que puede pasar algo. Eso se llama magia.
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