Lopetegui, cadalso o libertad
Julen Lopetegui s¨®lo baj¨® un escal¨®n del cadalso. Una derrota con el Espanyol le habr¨ªa dado una ¨²nica elecci¨®n: horca o guillotina. Ni siquiera las tablas le habr¨ªan librado de la destituci¨®n. La segunda cita de la Champions no adquiere el car¨¢cter de rev¨¢lida. Es un todo o nada, como los apostadores convulsivos en los peculiares casinos Las Vegas. El entrenador del Sevilla cuenta con una ventaja, nada desde?able: el tiempo. Otra curva en el sinuoso camino, en esta escala en Copenhague, no dejar¨ªa margen para soluciones dr¨¢sticas a escasos d¨ªas de otro compromiso vital, en Villarreal.
Pepe Castro, reci¨¦n aterrizado en la capital danesa, no mira demasiado en lontananza. Esquiv¨® como pudo las interrogantes envenenadas sobre el porvenir de Lopetegui. Asumi¨® el lema de Simeone para recitar el famoso ¡®partido a partido¡¯. No le falta raz¨®n, sin duda, con la desconfianza que expele el Sevilla. Tanta sequedad en las respuesta sobre el destino del guipuzcoano con ese subrayado: ¡°Es el entrenador del Sevilla, sin m¨¢s¡± ofrece dos argumentos: mejor no me enredo en disquisiciones que desemboquen en un tropiezo verbal o trasluce falta de cari?o en un momento tan delicado, el peor del vasco en Nervi¨®n y el m¨¢s inquietante del utrerano desde que hered¨® el trono de la presidencia.
A ninguno le ha ido mal en los extensos per¨ªodos de calma y bonanza. Un paseo por los pasillos de las vitrinas del S¨¢nchez-Pizju¨¢n desalienta hasta al m¨¢s ac¨¦rrimo en la cr¨ªtica, pero el f¨²tbol tiene sus tormentas, de diferente intensidad. Lopetegui, puro nervio, se ha tomado la entrada en el oscuro t¨²nel con sosiego. Est¨¢ desconocido. Un paso en falso en sus decisiones mandar¨ªa m¨¢s all¨¢ del precipicio al Sevilla y pondr¨ªa en bandeja una soga a sus inquisidores, que tienen bajo llave la sentencia.