Lo siento Xavi pero...
Por entonces a¨²n se nos permit¨ªa a los periodistas a pie de campo tratar de cazar al vuelo a alg¨²n jugador al final de un partido, pero ese no era un partido m¨¢s. El campeonato se decid¨ªa en Bala¨ªdos y las medidas de seguridad se extremaron. Todo dentro de un orden. Si el jugador acced¨ªa y de buen rollo, bien, de lo contrario a probar suerte a codazos en los pasillos de la sala de prensa. As¨ª que me pas¨¦ el partido agazapado en una banda, junto al foso, mientras cada cinco minutos miraba de reojo en la grada a uno de mis hijos, Dani, entonces de no m¨¢s de seis a?itos. Como todos los Fortes es del Bar?a, una penitencia que arrastramos desde que lleg¨® Cruyff para ganar por fin la Liga del 74.
Le hab¨ªa prometido a mitad de temporada llevarlo a Bala¨ªdos a ver a nuestro equipo cuando ni por asomo nadie imaginaba que ese d¨ªa podr¨ªa cantar el alir¨®n, como quien dice al lado de nuestra casa. El problema fue que al darse esa circunstancia me encargaron cubrir el partido para TVE. Por entonces era un contratado que renovaba cada tres meses y con necesidad de hacer m¨¦ritos. Se hab¨ªa dispuesto un programa especial para Estudio Estadio si el equipo de Rijkaard conquistaba el t¨ªtulo. Una semana antes consigui¨® clasificarse para la final de la Copa de Europa tras hacer valer en la vuelta un gol en Mil¨¢n de Ludovic Giuly. Dani nunca olvidar¨¢ c¨®mo el franc¨¦s, al salir a pisar el c¨¦sped una hora y media antes del partido, le devolvi¨® el saludo con la mano cuando grit¨® su nombre desde la grada, aun absolutamente vac¨ªa. Entr¨¦ en el estadio con ¨¦l cogido de la mano nada m¨¢s abrirse las puertas para buscar a alguien que me inspirase confianza. Tendr¨ªa que dej¨¢rselo en adopci¨®n mientras yo me iba con el peto al c¨¦sped. Solo ten¨ªa dos pases de prensa y las entradas estaban agotadas. Al poco repar¨¦ en un par de abuelos que se pon¨ªan sobre las rodillas una mantita para taparse del roc¨ªo del r¨ªo Lagares. Ten¨ªan una fiambrera a su lado.
-Perdonen que les moleste. ?Les puedo dejar aqu¨ª a mi hijo? Es que tengo que trabajar ah¨ª abajo -dije se?alando el c¨¦sped- y creo que me puedo fiar de ustedes.
-Por supuesto, dijo la se?ora casi cobij¨¢ndolo bajo sus brazos como una gallina con sus polluelos, mientras comenzaba a prepararle un bocadillo.
-Dani, ma?ana no le digas nada a mam¨¢, le dije. Fue lo primero que hizo al levantarse. A¨²n no me lo ha perdonado
El caso es que cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final y el Bar?a se proclam¨® campe¨®n, fui a por el primer jugador que divis¨¦. Ten¨ªa que abrir Estudio Estadio con un directo y una declaraci¨®n de un peso pesado azulgrana, y all¨ª se me cruz¨® Xavi en mi camino. Me lanc¨¦ a por ¨¦l como el oso Yogui a por la cesta de un turista en el Parque de Yellowston y Xavi empez¨® entonces a huir como un pose¨ªdo. Para esquivarme daba giros a izquierda y derecha como hac¨ªa en el campo para salvar rivales mientras escond¨ªa la pelota. Yo le gritaba su nombre, que se parase, que me atendiese solo un segundo, pero en la confusi¨®n de c¨¢maras, cables, micros, gritos y carreras en el que se convirti¨® el ca¨®tico final prefiri¨® ganar los vestuarios hasta que se aclarase todo aquel foll¨®n. Cuando ya le ten¨ªa casi dado caza cayeron sobre m¨ª dos guardias de seguridad, me placaron y derribaron como a un quarterback. Y entonces, al verme tirado y humillado sobre el c¨¦sped, se par¨®, se dio la vuelta y les dijo que me soltar¨¢n. Me atendi¨® amablemente dos o tres preguntas. As¨ª consegu¨ª abrir con ¨¦l Estudio Estadio y recibir una felicitaci¨®n de mis jefes. Nunca olvidar¨¦ aquel detalle. Por eso me cae tan bien.
Hoy en Bala¨ªdos el Bar?a no se juega nada y el Celta la vida. Mi chica es celtarra y lo primero es lo primero. Nunca hasta ahora he deseado la derrota del Bar?a. Espero que Xavi me entienda. Se lo debo a ella, sobre todo desde aquella noche fr¨ªa y h¨²meda de abril de 2006 en la que sin su conocimiento ni consentimiento entregu¨¦ en adopci¨®n a nuestro hijo peque?o en la grada de R¨ªo Bajo, mientras el Bar?a se proclamaba campe¨®n de Liga.