Limpiarle las botas a Raphinha
Raphinha le limpi¨® la bota izquierda a Lamine despu¨¦s de su golpeo celestial en el 2-1. He visto a menudo ese gesto. A veces, no te dice demasiado. Puede ser populista. O, simplemente, fotog¨¦nico. En Raphinha, sin embargo, perfora hacia sus or¨ªgenes. En una brutal carta a The Players Tribune, cont¨® a pecho descubierto hace unos a?os c¨®mo era la vida en Restinga, la favela en la que se cri¨® en Porto Alegre. Directamente, pasaba hambre. ¡°Estabas sudado y sucio, s¨®lo les estabas pidiendo comida. Pero cre¨ªan que les ibas a robar¡±. As¨ª que, honestamente, ese gesto de humildad de Raphinha es muy cre¨ªble. Igual habr¨ªa que limpiarle las botas a ¨¦l.
Tampoco habr¨¢ que ser hip¨®crita. Raphinha parec¨ªa un jugador intrascendente en el Bar?a. Nos lo pudo hacer ver nuestro mal ojo; o la sensaci¨®n de que para Xavi siempre era prescindible. Tambi¨¦n que ¨¦l mismo se empe?ase en pensar que no pod¨ªa jugar en la banda izquierda, donde Flick lo ha convertido en una mezcla diab¨®lica de Stoichkov, Rivaldo y hasta el Kily Gonz¨¢lez, aquel avi¨®n que jug¨® en el Valencia. Es dif¨ªcil saber si esta versi¨®n futbol¨ªstica de Raphinha es una verdad permanente, porque es alucinante ver en su estad¨ªstica 25 goles y 18 asistencias. Ya result¨® impactante cuando alcanz¨® el doble-doble. La que seguro que es aut¨¦ntico es su perfil humano. Raphinha no le limpia las botas a cualquiera. Es el l¨ªder del vestuario. Eso es que Lamine va por buen camino.
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