Las heridas del guerrero Anuar
En contra de lo que algunos hacen, yo cada vez que pienso en Anuar Tuhami pienso en la Primera Divisi¨®n. Como jugador, pero tambi¨¦n comolo que es: un aficionado m¨¢s y un icono reciente de la cantera del Real Valladolid. Eran tiempos en los que militaba a¨²n en alg¨²n equipo de Los Anexos. Seguro que ?scar Rodr¨ªguez, empleado del club, todav¨ªa guarda aquel v¨ªdeo. En una sala de la Residencia se reun¨ªan los que en ella viv¨ªan para seguir las andanzas de los soldados de Djukic, que acabaron logrando el ascenso. Anuar, desatado, sale celebrando un gol a la postre decisivo fuera de casa. Esa temporada ejerc¨ªa de recogepelotas.
La misma determinaci¨®n que le ha hecho convencer a Pacheta es la que le llev¨® a abrirse paso, empezando por aquella arrancada en Somozas que culmin¨® con un tanto que, junto a una parada de Julio en un postrero penalti, permiti¨® que el Promesas volviera a Segunda B. Era mediocentro, pero sobre todo, un guerrero, y de ah¨ª que Torres G¨®mez apostara por ¨¦l aunque fuera como lateral derecho. Asentado en el filial, vivi¨® debates sobre su figura; una duda razonable, como me dec¨ªa alguien, alrededor de si estaba preparado. Una d¨¦cada m¨¢s tarde del grito aquel, mientras casi se desgarraba la camiseta, ha quedado claro que la ¨¦lite es para ¨¦l, aunque le siga siendo esquiva.
Hasta Pacheta, nadie como Rub¨¦n Alb¨¦s entendi¨® el esp¨ªritu de Anuar, que le hac¨ªa ser visto como un mediocentro de cariz defensivo que, sin embargo, se desordenaba. Su encaje resultaba dif¨ªcil en esquemas de futbol¨ªn, necesitado, as¨ª es, de un desorden positivo, porque lo genera en el rival cuando las piernas superan a las pizarras. Con unas condiciones quiz¨¢s un tanto at¨ªpicas, se hizo acreedor del lugar que ten¨ªa en los dos ¨²ltimos ascensos. Incluso en el ¨²ltimo rompi¨® sus registros goleadores, capaz de marcar cuatro y de jugar donde tocara. Las vueltas que da la vida: despu¨¦s de dos cesiones en las que aprendi¨®, hasta parec¨ªa que se ir¨ªa en enero; luego no, y devolvi¨® a su Pucela a Primera.
Primero en muchos ejercicios f¨ªsicos de cada pretemporada, tiene pulmones, coraz¨®n y piernas. Una de estas, la derecha, le jug¨® una mala pasada en Burgos. C¨®mo habr¨¢ tenido que ser el choque para que se fuera enseguida al banquillo, sabedor de que algo no marchaba en la rodilla. La cicatriz que le dejar¨¢ la pr¨®xima operaci¨®n, tras romperse el cruzado, ser¨¢ una m¨¢s en el camino de lo que es: pura pasi¨®n e instinto de supervivencia. Con lesiones as¨ª uno siente siempre dolor, aunque m¨¢s al tratarse de alguien como Anuar, con varias heridas ya en forma de ¡°no sirve para la Primera Divisi¨®n¡±. Ojal¨¢ el guerrero pueda demostrar una vez m¨¢s ma?ana que quienes lo dicen est¨¢n equivocados. Entretanto, no me cabe duda: la salvaci¨®n la vivir¨¢ con la misma entrega con la que corre y con la sangre ebull¨¦ndole como en aquel ascenso de diez a?os atr¨¢s. Blanquivioleta, como ¨¦l es.
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