Las canas de Baraja
El s¨¢bado vuelve Quique S¨¢nchez Flores por Mestalla y siempre que lo hace recuerdo su epitafio como entrenador del Valencia: ¡°Pierdo un cargo, pero gano una vida¡±. La frase, de un tipo que siente su profesi¨®n y su Valencia con el car¨¢cter intr¨ªnseco que conlleva su apellido materno, rezuma el desgaste que supone para cualquiera que se dedique a ello un banquillo como el blanquinegro. A Quique le toc¨® lidiar con la gesti¨®n de Juan Soler y por si alguien no lo recuerda o lo desconoce, decirle que de aquellos lodos estos barros. Rub¨¦n Baraja, que cumple un a?o como entrenador en el Valencia de Peter Lim, que viene a ser como un segundo grado, ya brome¨® hace unos d¨ªas confesando que tiene ¡°m¨¢s canas¡± que cuando acept¨® subirse a bordo de lo que pintaba a hundimiento del Titanic y reflot¨®.
Baraja, junto a Mateu Alemany y Marcelino, es lo mejor que le ha pasado al Valencia en la ¨²ltima d¨¦cada, que es el tiempo que lleva prolong¨¢ndose la era Lim, al que se le pone desde a?os fecha de caducidad, aunque nadie acierta (con ofertas de cacaus i tramussos es una quimera pensarlo) y el gato, ese que escaldado del agua fr¨ªa huye, sigue sin cascabel. Baraja est¨¢ siendo lo mejor para todos. Lo es para los jugadores, siendo su l¨ªder; para la afici¨®n, su icono y clavo ardiendo; lo es para Layhoon Chan, Javier Sol¨ªs y Corona, que lo propusieron y renovaron; y lo es para el propietario. Lim se ha encontrado con un entrenador que saca rendimiento deportivo en una Sociedad An¨®nima que solo mira a lo econ¨®mico, una gesti¨®n fundamentada en una mentalidad mediocre anclada por su desapego hacia Valencia y alrededores. Y lo est¨¢ haciendo Baraja sin quemar la Falla, algo que a varios de sus predecesores, sin ning¨²n arraigo en la historia del club, les encant¨® hacer.
OPINI?N
El mel¨®n de su renovaci¨®n est¨¢ por abrir, aunque lleva semanas en el expositor. La idea es propon¨¦rselo a Lim antes que despu¨¦s, prolongando su vinculaci¨®n m¨¢s all¨¢ del a?o que todav¨ªa le queda de contrato, d¨¢ndole as¨ª a su figura y permanencia un sentido de proyecto. Pero nadie sabe c¨®mo se respira en Singapur y hay temor fundado, porque llueve sobre mojado, a que sus tiempos marchiten la flor. Baraja, mientras, adem¨¢s de alguna cana, se ha ganado en el Valencia un cartel como entrenador que no ten¨ªa cuando lleg¨®. En Mestalla cay¨® de pie por un don que solo aqu¨ª ten¨ªa: su leyenda. Pero Baraja, un a?o despu¨¦s, en un f¨²tbol donde en todos los clubes hay un Lim que ordena y manda, en el que las apreturas econ¨®micas las tienen hasta los grandes, ha sumado a su curr¨ªculum dos virtudes universales: saca rendimiento a lo que le dan y apuesta por los j¨®venes. ?l ya ha dejado claro sus aspiraciones, una ambici¨®n deportiva que necesita la sinton¨ªa de quien toma las decisiones. As¨ª que veremos qu¨¦ pasa. Lo que est¨¢ claro es que el deseo de la afici¨®n y lo mejor para el Valencia, incluido Lim, ser¨ªa que a Baraja se le pusiera en Mestalla el pelo como a Carlo Ancelotti.