La ¨²ltima de Laporta: el exilio del exilio
Otra misi¨®n imposible. Adicto al riesgo, a Joan Laporta no le bast¨® con la desinscripci¨®n de Dani Olmo. La Junta directiva del Bar?a se re¨²ne el martes para ver c¨®mo puede salvar su ¨²ltimo paseo por la cornisa: el Cl¨¢sico de mayo no tiene un escenario seguro. Y no s¨®lo eso. Tan bien como le van cosas en la Champions, donde ya le ha ganado a cuatro campeones esta temporada (Bayern, Estrella Roja, Dortmund y Benfica) con alg¨²n partido para el recuerdo, resulta que una hipot¨¦tica semifinal tambi¨¦n tiene su sede en el aire. Ahora mismo hay cuatro planes sobre la mesa. En el primero, el Spotify Camp Nou, Laporta se ha pasado de frenada. Estim¨® el regreso (recordemos, s¨®lo con las dos primeras grader¨ªas levantadas; 62.000 asientos) para noviembre, coincidiendo con los fastos del 125 aniversario. Finalmente hubo que alquilar el Liceu. Lo ¨²ltimo que se le escuch¨® sobre el asunto fue: ¡°Volveremos cuando podamos¡±. Pero, ?y si no puede volver? El segundo escenario es alargar el alquiler de Montju?c, pero Barcelona de Serveis Municipals (BSM), la empresa que gestiona el Estadi Ol¨ªmpic, necesita mayo para darle casa a los Rolling. Durante meses, desde el Bar?a se transmiti¨® que no habr¨ªa problema en prolongar su estancia en la monta?a ol¨ªmpica, pero la cosa ya no est¨¢ tan clara. Eso abre la puerta al tercer escenario: el exilio del exilio. Jugar contra el eterno rival en La Cartuja, Mestalla o La Cer¨¢mica resultar¨ªa la aberraci¨®n final para el socio. Tal vez por eso, abrir la rendija a la improvisaci¨®n final. Convertir el Cl¨¢sico en una customer experience para el cul¨¦ global. Un viaje a Londres, Par¨ªs o Marsella.
Nuevos tiempos. Convertido el f¨²tbol en una industria global hace un buen tiempo, puede que hasta quedase como una audacia. El Bar?a ha estado en las dos tentativas de partido de Liga en Miami (Girona, en 2018; y Atl¨¦tico esta temporada), que finalmente quedaron en humo. Si esta vez prosperase, el p¨²blico, en general, lo mirar¨ªa con curiosidad. Para el socio del Bar?a, sin embargo, ser¨ªa un ataque directo a su idiosincrasia que Laporta, que se ha cansado de proclamar que bajo su mandato el Bar?a nunca cambiar¨¢ su modelo de propiedad, tendr¨ªa que explicar muy bien. Siempre le quedar¨ªa la sinceridad y admitir que los imponderables les han superado. Pero eso tambi¨¦n desnudar¨ªa su falta de previsi¨®n para alargar el alquiler del Llu¨ªs Companys. De todas sus misiones imposibles en este segundo mandato, desde el aval de madrugada a la cautelar a Dani Olmo, esta parece la de peor soluci¨®n. Veremos si hay conejo en la manga o acaba como con Messi.
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