La remontada de los Paral¨ªmpicos
Los Juegos Paral¨ªmpicos de Par¨ªs se cerraron el pasado domingo con un sabor muy diferente que los Ol¨ªmpicos para el deporte espa?ol. Si unos dejaron un cierto regusto amargo, por no haberse cumplido la voceada expectativa de igualar las 22 medallas de Barcelona 1992, los otros han ofrecido una sensaci¨®n de crecimiento. En los Paral¨ªmpicos es imposible aspirar a su plusmarca, aquellos 107 podios de Barcelona, que luego fueron 106 en Atlanta 1996 y S¨ªdney 2000, forman parte de una ¨¦poca inalcanzable. Pero no se aspiraba a eso, ni de lejos. El desaf¨ªo era remontar el vuelo tras las 31 de R¨ªo 2016, que ascendieron a 36 en Tokio 2020 y ahora a 40 en Par¨ªs 2024, m¨¢s cercanas a las 42 de Londres 2012. Un total de nueve deportes tocaron metal, con la nataci¨®n como locomotora, con 15. El ascenso ratifica que las pol¨ªticas funcionan, como el programa Promesas Paral¨ªmpicas, que aport¨® el 36% de la recolecta, pero sobre todo las ayudas p¨²blicas, un tridente soportado por el programa Team Espa?a, la Ley del Deporte, m¨¢s social que la anterior, y la equiparaci¨®n de premios con los ol¨ªmpicos.
Al margen de los n¨²meros, los Juegos nos han dejado tambi¨¦n nombres propios, algunos de ellos viejos conocidos como Teresa Perales, que culmin¨® su caza de Michael Phelps con 28 medallas; o Miguel Luque, que lleva siete Juegos ganando siempre alguna medalla; o Susana Rodr¨ªguez, que revalid¨® su oro en triatl¨®n; o Ricardo Ten, que se subi¨® tres veces al podio y ya acumula once, siete como nadador y cuatro como ciclista; o Mart¨ªn de la Puente y Daniel Caverzaschi, que llevaron el tenis en silla de ruedas al medallero por primera vez; o Judith Rodr¨ªguez, que devolvi¨® la esgrima al podio 24 a?os despu¨¦s; o Elena Congost, descalificada por ayudar a su gu¨ªa, que se cuelga como medalla la admiraci¨®n¡ Siempre hay h¨¦roes. Todos lo son. Han sido unos buenos Juegos.