La modernidad se llama Camavinga

Hoy juega el Real Madrid en Mallorca y todav¨ªa estamos digiriendo el fest¨ªn de f¨²tbol que, junto al Manchester City, nos regal¨® el martes. Reconozco que es dif¨ªcil volver al tapeo de la Liga despu¨¦s de la comida tan monumental como exquisita de la Champions. Entre las numerosas excelencias de aquel partido, entre tantos puntos positivos que permiten el optimismo madridista de cara al pr¨®ximo mi¨¦rcoles ¨Cy m¨¢s adelante¨C, me gustar¨ªa hablar de un jugador de 21 a?os que demostr¨® en el momento m¨¢s oportuno que puede convertirse en un ¨ªdolo del Santiago Bernab¨¦u. Lo de Camavinga es simplemente maravilloso. Tan joven y ya tan seguro de s¨ª mismo, tan consciente de sus responsabilidades, tan influyente. Su gol simboliza todo lo que es el centrocampista franc¨¦s. Va hacia delante y aprovecha, con fe y determinaci¨®n, la min¨²scula hesitaci¨®n de la defensa adversa para intentar un disparo.

?Hubo suerte? La suerte se provoca con el descaro y todo lo que hace est¨¢ inmerso en ese esp¨ªritu de conquista. Es un futbolista que se inscribe dentro de la modernidad del f¨²tbol, esa que pide verticalidad, transiciones r¨¢pidas para romper las l¨ªneas. Esa tambi¨¦n que reclama una condici¨®n f¨ªsica superior y que no permite existir ¨Cni esconderse¨C con la simple t¨¦cnica. Mi admirado compatriota es un jugador de su ¨¦poca que puede marcar una ¨¦poca.

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