La justicia de Seinfeld
Fue una previa extra?a la de esta final. Primero, porque todo cuanto ha rodeado al evento tuvo algo de lis¨¦rgico y mucho de impostado, como esos pasacalles tem¨¢ticos que parecen so?ados por un ni?o con pesadillas, o los excesos de animaci¨®n forzada en los estadios. De hecho, lo ¨²nico que me pareci¨® aut¨¦ntico de verdad fueron los pitos rencorosos hacia Toni Kroos y la memoria de Franz Beckenbauer, muestra fiable del verdadero talante del r¨¦gimen saud¨ª. Pero tambi¨¦n las ¨²ltimas novedades sobre el caso Negreira han contribuido a enrarecer un ambiente ya de por s¨ª particular, con miles -puede que millones, incluso- de madridistas llorando por las esquinas y exigiendo justicia sin necesidad de juicio, total para qu¨¦.
¡°La justicia nos la har¨¢ Don Corleone¡±, dice el funesto Bonasera al comienzo de El Padrino. Y esa justicia reclamada por el madridismo empez¨® a d¨¢rsela, al menos en lo deportivo, un Vinicius Jr. que intuy¨® en la torrija de Jules Kound¨¦ a los Estados Unidos de Am¨¦rica: la tierra de las oportunidades. No se lo pod¨ªa creer el brasile?o y no se lo pod¨ªa creer un Xavi Hern¨¢ndez que accedi¨® a los caprichos del franc¨¦s, por aquello de ahorrarse las malas caras, y a estas alturas ya debe tener una ¨²lcera del tama?o de los huecos que provoca el propio Kound¨¦ jugando en el centro de la defensa. Sin apenas tiempo para reaccionar lleg¨® el segundo, el vole¨®n de Lewandowski para sembrar esperanza y el penalti de Ara¨²jo para disolverla: el descanso llegaba demasiado tarde para los intereses del Bar?a, maldito reglamento.
La segunda parte solo sirvi¨® para reconfirmar lo ya confirmado en la primera: un equipo que sabe lo que hace y otro que ni sabe lo que quiere, si es que de verdad quiere algo. Los cambios del t¨¦cnico catal¨¢n y el cuarto gol, esta vez de Rodrygo, llenaron al Bar?a de frustraci¨®n y encendieron a un p¨²blico saud¨ª que tirando de chuleta entonaba el cl¨¢sico ¡°as¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid¡±, no exento de cierta confusi¨®n. Y perdonen si no les cuento el final del partido, pero con la expulsi¨®n de Ara¨²jo me puse a ver Seinfeld: a m¨ª la justicia.
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