La humillaci車n definitiva de un curso desastroso
Somos el Espanyol y esta es nuestra vida§ se le赤a en la Tribuna lateral, en una pancarta acertada, que defini車 sin quererlo lo que hab赤a sido la temporada en el RCDE Stadium. Mejor hablar en pasado porque ya ni los milagros salvar赤an a un equipo que toc車 fondo en el partido menos pensado, en un derbi y ante un Bar?a que solo hab赤a entrenado cuatro de los diez 迆ltimos d赤as y que, para m芍s humillaci車n, celebr車 el t赤tulo ante m芍s de 27.000 pericos. No todos aguantaron ante el bochorno de la primera mitad y desfilaron despu谷s de ver como le dieron la extremaunci車n a su Espanyol.
Todo fue r芍pido, indoloro hasta el pitido final. La reivindicaci車n del Espanyol y su grito por reclamar su existencia en Catalu?a quedaron silenciadas r芍pidamente. Ni presi車n ni juego interior, ni las subidas de Brian ni el talento de Darder o la verticalidad de Nico, el equipo perdi車 sus atributos, qued車 empeque?ecido, jug車 sin pasi車n y con un mal plan que potenci車 al Bar?a de los centrocampistas, que se pasearon por Cornell角-El Prat. Fue el cap赤tulo final a la temporada de los desprop車sitos, con una planificaci車n deficiente en un club sin cabeza, con un Chen que no ha aprendido nada en siete a?os. ※Chino vete ya§ cantaba la afici車n. Ya no hay m芍s soluci車n que esa. La imagen final fue una verg邦enza. El Espanyol est芍, ahora mismo, podrido. El derbi de la esperanza se convirti車 en el de la decadencia y el miedo m芍s absoluto para el Espanyol.