La historia que (no) se repite
Lo juro: en el momento en que Harry Kane puso el bal¨®n sobre el punto fat¨ªdico, le dije a mi hijo mayor que lo fallar¨ªa. ¡°De eso nada¡±, contest¨® ¨¦l, que iba con los ingleses. Me record¨® que el anterior lo hab¨ªa marcado. Pero hab¨ªa en este segundo lanzamiento un elemento que el otro no ten¨ªa, le expliqu¨¦. Dada la cercan¨ªa del fin del partido, este segundo penalti ten¨ªa cariz de definitivo. Los ingleses siempre fallan los penales decisivos, razon¨¦, y le habl¨¦ de Stuart Pearce y Chris Waddle, de Alan Shearer y el propio Southgate. ?l susurr¨® dos nombres m¨¢s, cayendo en la cuenta de que mi predicci¨®n respond¨ªa a la l¨®gica: Saka y Rashford. Y cuando el delantero del Tottenham lanz¨® el bal¨®n a las nubes, me mir¨® como el disc¨ªpulo al maestro al comprender la verdad revelada en sus ense?anzas.
Termin¨® el partido y hablamos. Le cont¨¦ que la historia en el f¨²tbol tiende a repetirse, que hay una l¨®gica en el relato del juego que muchas veces se muestra invencible. Intent¨¦ darle una explicaci¨®n razonable: en momentos como los que enfrent¨® Kane, uno no puede evitar pensar en lo que le precede. No es a un portero a quien deb¨ªa batir el nueve ingl¨¦s, sino a d¨¦cadas de infortunios deportivos.
?l se qued¨® pensando y al punto me puso un contraejemplo sobre la mesa: por la tarde hab¨ªa vaticinado la derrota marroqu¨ª. Al parecer, repet¨ª una y otra vez frente a la pantalla este partido yo ya lo he visto. Y no, en ese casi no se repiti¨® la historia. Ten¨ªa raz¨®n. Pero es que las del f¨²tbol son reglas tan m¨¢gicas que a veces no se cumplen, matic¨¦. ?l se sonr¨ªo. Hay lugar para la esperanza.
Termino esta columna cuando el bal¨®n comienza a rodar en el Argentina-Croacia. Tengo mi pron¨®stico para semifinales, que no compartir¨¦ aqu¨ª. Baste decir que es sobre seguro, porque si algo he aprendido en todos estos a?os, no solo en f¨²tbol, es que la historia se repite y siempre ganan los mismos. ?l, que a¨²n es peque?o y est¨¢ lleno de ilusiones, apuesta por la campanada, por un final felizmente subversivo. Veremos.