La Espa?a del todo mal
Ocurri¨® que la Espa?a del todo mal lo hizo casi todo bien en su debut mundialista, con una puesta en escena primorosa que ya trae de cabeza a cuantos esperaban un primer descalabro camino de la Gran Depresi¨®n: ni so?ar se le permite a la gente de orden en este pa¨ªs de buenistas, feministas, guardiolistas y rojazos. Por supuesto que Costa Rica es Costa Rica ¡ªcomo oportunamente nos recordaba el expresidente Rajoy nada m¨¢s terminar el partido, ahora reconvertido a nuevo exponente de la siempre prolija escuela del columnismo gallego¡ª, pero todas las victorias tienen su valor, y la del pasado mi¨¦rcoles fue de las que acarician ilusiones y excitan el imaginario popular de cara a lo que todav¨ªa est¨¢ por venir.
Aunque a veces pueda parecer lo contrario, seguimos siendo legi¨®n los dispuestos a creer. A valorar el trabajo de un t¨¦cnico y unos futbolistas que han sabido alejarse del ruido para plantarse en Qatar dispuestos a competir, a mandar, solidarios, bien organizados y confiados en las propias fuerzas, que ya me dir¨¢n ustedes qu¨¦ m¨¢s se le puede pedir a un equipo construido sobre las brasas de un pa¨ªs angustiado. Y es que, de tanto exigir carnets de buen espa?ol, al final nos hemos convertido en argentinos, eternamente emboscados y jugando a la contra de nuestros propios sentimientos. La ¨²ltima pataleta nacional, ahora que la defensa parece funcionar y el yern¨ªsimo marca, tiene que ver con los colores del pantal¨®n: antes muertos que sencillos, claro que s¨ª.
Una derrota contra Alemania nos devolver¨ªa a la normalidad. De nuevo podr¨ªamos sospechar de todo y casi todos, comenzando por un t¨¦cnico que parece empe?ado en desnaturalizar a una naci¨®n entera por unos tristes calzones rojos, como si todos los d¨ªas de partido fuesen San Valent¨ªn, y olvidando que la verdadera victoria reside en caer vestidos como Dios manda. No ser¨¢ la ¨²ltima batalla en esta guerra por la decencia que Luis Enrique nos est¨¢ obligando a librar por puro capricho, por ese empe?o sibilino suyo de ganar un Mundial para todos: tambi¨¦n para aquellos que preferir¨ªan caer en cuartos de final antes de reconocer que tal vez, qui¨¦n sabe, quiz¨¢s, puedan estar equivocados.