La culpa es del Madrid
Aludiendo a la jerga de Ancelotti, la culpa es del Madrid. Cuando pierde y cuando gana. Su equipo se llev¨® con todo el m¨¦rito y justicia una victoria que le pone con un pie en los octavos. Es cierto que jug¨® con fuego por fallar lo que no suele perdonar, pero fue netamente superior al peor Manchester City que se recuerda. El de Guardiola es un equipo roto, irreconocible en todas las facetas, f¨ªsicamente muerto y penado por unos errores t¨¢cticos de magnitud. Nada de lo que prepar¨® el t¨¦cnico catal¨¢n le sirvi¨® para tutear a un Madrid que, pese alg¨²n pasaje dudoso, tuvo en el punto de mira a Ederson siempre. Guardiola sac¨® cuatro centrales y Stones por delante para poner cemento a su debilidad defensiva, pero ni por esas pudo arreglar a un bloque imperfecto. La distancia que exhibe el City entre l¨ªneas, su tormentosa salida de bal¨®n ¨Dcoloc¨® a Stones y subi¨® a Akanji y Gvardiol en la construcci¨®n para tener superioridad¨D y su vacilante repliegue resultan anticompetitivos en cualquier escenario, m¨¢s con el Madrid enfrente, que de estar afinado pudo haber obtenido una goleada de esc¨¢ndalo. Son problemas profundos en un equipo que se ha ca¨ªdo, que ni muerde ni juega como antes, para desesperaci¨®n de Guardiola. El Madrid recuper¨® un sinf¨ªn de balones con una presi¨®n adecentada, sin exigirse tampoco mucho en la misma. No tuvo que hacerlo, porque el City se disparaba al pie con controles y entregas suicidas. Con el 1-4-4-2 del derbi, Bellingham acostado en la izquierda, se sinti¨® c¨®modo sin la pelota y galop¨® cada vez que la recuper¨®. Al ingl¨¦s, h¨¦roe final, le cuesta encontrar hilo en esa posici¨®n, pero en apariencia a su equipo le ayuda para aumentar su jerarqu¨ªa.
Toda la que no tuvo el City tampoco en su ¨¢rea. La mala relaci¨®n de las piezas defensivas originaron remates del Madrid en jugadas que parec¨ªan perdidas. Eso no es achacable a Guardiola, s¨ª el hecho de mantener, por ejemplo, a De Bruyne tanto tiempo en el campo. El belga es el s¨ªmbolo del declive del Manchester City. Tantas veces hizo da?o al Madrid entre l¨ªneas en duelos anteriores que esta vez qued¨® retratado por su mal¨ªsima toma de decisiones. Es una sombra de lo que fue. En un Madrid remendado atr¨¢s, con Valverde ofreciendo una exhibici¨®n en el lateral, apenas Haaland, las apariciones desde atr¨¢s de Gvardiol y alguna conducci¨®n hacia dentro de Foden dieron alas al City. Ni en ataque ya es lo mismo. Por contra, el Madrid m¨¢s fall¨®n en tiempo, menos al final, dispuso de un mont¨®n de ocasiones sin que la estructura local ofreciera una respuesta acorde. Rodrygo y Vicinius disfrutaron en la amplitud y en la profundidad, mientras que Mbapp¨¦ se movi¨® muy bien y marc¨® seguro el gol m¨¢s surrealista de su carrera. La suerte tambi¨¦n hay que buscarla. Y la entrada de Brahim, un primer espada en cualquier equipo del mundo, suscit¨® la rabieta y la remontada final. M¨¢s que merecida, m¨¢s que justa. Visto lo visto en el Etihad, todo lo que no sea que el Madrid finiquite a su favor esta eliminatoria ser¨¢ una sorpresa. Se presupon¨ªa dado el an¨¦mico momento del City de Guardiola, pero qued¨® ampliamente refrendado por si hab¨ªa alguna duda. Si cae, como dijo Ancelotti, la culpa solo ser¨¢ del Madrid.
Rico Lewis, solo

El Madrid se hunde en un bloque bajo y el City, por una vez, aprovecha su superioridad num¨¦rica por dentro. Kovacic encuentra a Rico Lewis, que realiza la apertura a Foden en la jugada del penalti.
?Qui¨¦n marca en el City?

Los terribles errores del bloque de Guardiola se produjeron de principio a fin. En el ag¨®nico gol de Bellingham, nadie hace las vigilancias correctas cuando Asencio golpea en largo en el inicio de la jugada.