Joselu de mi vida
Un killer con coraz¨®n.- En tiempos de barbecho, en los que la reconstrucci¨®n del Imperio perdido te obliga a navegar entre dudas, conviene tener gente como Joselu Mato Sanmart¨ªn. Nacido en Stuttgart, pero criado desde ni?o en la buena tierra gallega y formado futbol¨ªsticamente en La F¨¢brica de Valdebebas. Un chaval que ha llegado a la edad de Cristo (33) bendecido para triunfar con su amada Espa?a. Su doblete en La Rosaleda ante los fornidos paisanos de Haaland ya nos avisaba de lo mucho bueno que estaba por llegar contigo. Carvajal, tu cu?ado y amigo del alma (tambi¨¦n criado en el Castilla antes de volar a Leverkusen para hacer su Erasmus triunfal), supo darte buenos consejos al aterrizar en el equipo nacional, el equipo de todos. En esta ocasi¨®n, Luis de la Fuente te llam¨® a filas a siete minutos del final. Suficiente para un tipo como t¨², que en el ¨¢rea huele la sangre. En menos de cinco minutos firmaste tu momento so?ado. Ante la afamada Italia, aunque est¨¦ en horas bajas, supiste tirar un desmarque de pillo que, acompa?ado de dos rebotes tras el chutazo de Rodrigo, te permiti¨® demostrar qui¨¦n eres. Punterita ante Donnarumma, que se qued¨® pidiendo un fuera de juego inexistente. T¨², qu¨¦ vivo eres, lo sab¨ªas. Por eso lo celebraste con rabia y orgullo. Gol de Oro que nos mete en la final del domingo ante la topoderosa Croacia de mi admirado Luka Modric. Partidazo habemus.
Forza Espa?a.- A¨²n as¨ª, s¨¦ que tenemos mucho que mejorar. No fue un f¨²tbol trenzado ni maravilloso ante una Italia que se ha perdido los dos ¨²ltimos Mundiales (aunque, ojo, es la vigente campeona de Europa). Pero estamos en el buen camino. Ya s¨¦ que ha llovido mucho desde Kiev 2012. Los buenos viejos tiempos. Un 4-0 aplastante ante la Azzurra que completaba una trilog¨ªa inolvidable, de cum laude para nuestra Selecci¨®n. Pero ah¨ª se nos par¨® el reloj de arena. Ahora son movedizas, pero ya hemos visto una cuerda de la que agarrarnos para ir asomando la cabeza. Nos cuesta mucho volver a mirar con orgullo las camisetas rojas, pero ya empiezan a levantar el vuelo. Hay que insistir en crecer sin mirar para atr¨¢s, porque nos convertiremos en la mujer de Lot. La nostalgia alimenta el ardor patrio, pero debilita el argumentario de presente y de futuro. Toca pulsar F5 y refrescarse. Mirar con la cabeza alta por el retrovisor, pero mejor fijar la mirada en el frontal de la autov¨ªa si no queremos acabar volcados y con las cuatro ruedas boca arriba. Por eso, el gol de pillo de Yeremi Pino y el postrero de Joselu nos muestran el camino para la reinserci¨®n del lustre perdido. Desde Brasil 2014 hemos ido dando palos de ciego. Debemos mirarnos menos el ombligo y rescatar el orgullo de defender una camiseta que lleva una preciosa estrella en el pecho. No mancillemos m¨¢s un recuerdo tan maravilloso. Por eso el segundo tiempo nos dio mejores vibraciones. No tenemos a Xavi, Ramos, Iker, Iniesta o Villa. Pero tenemos una mezcla de veteranos y noveles que quieren escribir un nuevo cap¨ªtulo de su pu?o y letra. Se puede. Sinceramente.
La final de Rotterdam.- Estos chavales han conseguido algo importante. Rescatar el inter¨¦s por La Roja. Los desencantos repetidos (lo del Mundial de Qatar fue infumable) hab¨ªan alejado al personal de la cuota de pantalla. Este domingo, a las 20:45, millones de espa?oles se agolpar¨¢n por fin ante la pantalla para so?ar con el primer t¨ªtulo en los ¨²ltimos 12 a?os. Modric y sus guerreros lo pondr¨¢n crudo. Pero somos ESPA?A.