Joan, renu¨¦valo ya

Eran demasiados factores en contra. Ir a jugar sobre la pradera en la que se juntaron en su d¨ªa talentos como Germ¨¢n D¨¦vora, Castellano o Tonono. Que en el banquillo canario estuviese un tal Garc¨ªa Pimienta, despreciado por la directiva rival, y que sus dos delanteros, Munir y Sandro, viniesen tambi¨¦n rebotados de Can Bar?a. No hac¨ªa falta haber mamado el fatalismo gallego para saber que aquello de inicio pintaba mal. Por mucho que me esforzaba en ponderar ante mis hijos el juego horizontalmente vertical del Bar?a (s¨ª, han le¨ªdo bien, horizontalmente vertical en f¨²tbol no es un ox¨ªmoron) ellos me rebat¨ªan que siempre les digo lo mismo y con el mismo resultado, que acabamos perdiendo.

En el descanso se incorpora la madre de mis churumbeles para acabar de clavarme las banderillas. Ven¨ªa de Vigo, compras de v¨ªspera de Reyes. ¡°En la radio est¨¢n poniendo a parir al Bar?a¡±. Como siempre dobl¨¦ la apuesta. ¡°Vamos a ganar el partido y la Liga¡±. No les miento. Apenas un minuto despu¨¦s empat¨® Ferr¨¢n. Propuse entonces la renovaci¨®n de Xavi. Mis hijos empiezan a dudar de si tendr¨¦ raz¨®n. Pasan los minutos. El Bar?a juega cada vez mejor, en horizontal y en vertical. Cantamos a coro un golpe de vista en tres centros. Y entonces lleg¨® el ¨²ltimo minuto, la zona madridista por excelencia, el penalti, el gol y la victoria. Lo dicho, este a?o vamos a ganar la Liga. Joan, renu¨¦valo ya.

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