Javier Cercas, impostor
Lo primero que delata a un falso aficionado al f¨²tbol es que use el adjetivo futbolero. Es una palabra manoseada y en general poco pronunciada por los entendidos, que no son necesariamente los que lo disfrutan. El escritor Javier Cercas asegur¨® este s¨¢bado en El Pa¨ªs, que ya no es ¡°futbolero¡± y que ha perdido el gusto por un deporte que no respeta a los rivales y que a su parecer est¨¢ plagado de comportamientos impropios de los valores deportivos. En el colmo del lugar com¨²n utiliza la cl¨¢sica cita de Albert Camus en la que aseguraba que todo lo que sab¨ªa de la vida lo hab¨ªa aprendido jugando al f¨²tbol (en realidad la cita se refiere a la posici¨®n de portero). Cercas asegura que ¨¦l, tan distinto del resto de mortales, aprendi¨® del tenis.
Contaba Jorge Sempr¨²n que en sus peligrosos tiempos de clandestinidad en el Madrid de los a?os 50 estuvo a punto de ser detenido en un bar por no saber qui¨¦n era Di St¨¦fano. Decidi¨® entonces acudir a Chamart¨ªn para seguir siendo Federico S¨¢nchez, el infiltrado del Partido Comunista que trataba de devolver la democracia a Espa?a. Lo hac¨ªa de la mano de intelectuales como Miguel S¨¢nchez-Mazas Ferlosio, hijo del protagonista de la novela ¡®Soldados de Salamina¡¯ que catapult¨® a la fama a Javier Cercas.
Dice el escritor que el f¨²tbol se ha convertido en una ¡°mascarada fastidiosa¡± y acude al dedo en el ojo de Mourinho e incluso afirma que Maradona ¡°pasa a la historia¡± por meter un gol con la mano. A?ade que sinti¨® todo ese desaz¨®n en una tertulia sobre f¨²tbol en la Feria del Libro en d¨ªa de la Final de Champions. S¨¦ que en ese grupo no estaba Luis Garc¨ªa Montero, que le habr¨ªa desenmascarado en verso: ¡°No conviene que demos a estas cosas un valor excesivo. Son noventa minutos en un vaso de agua. Pero a m¨ª me han quitado muchas veces la sed¡±. Ni Eduardo Sacheri: ¡°Hay quienes sostienen que el f¨²tbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas m¨¢s esenciales. Desconozco cu¨¢nto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de f¨²tbol¡±.