?Hasta el final, vamos Real!
¡°?Bellingham derrumb¨® el muro de Berl¨ªn!¡±, exclam¨® euf¨®rico Antonio Romero en Carrusel cuando por fin cay¨® el gol, en el 94¡ä. Gol ag¨®nico, muy del gusto del madridismo. Gol necesario alumbrado en la vieja ¡®zona Cesarini¡¯, que se nos va alargando aunque (estamos al borde del cisma) la UEFA no la alarga tanto como demanda la FIFA y se practica en Espa?a. Gol que ven¨ªa a dar sentido a 33 remates, 18 c¨®rners, dos remates al palo¡ Gol que se ven¨ªa mascando desde veinte minutos antes hasta que lleg¨® por pie de Bellingham, que en el ¨¢rea tiene el olfato y los movimientos de los grandes rematadores de toda la vida.
Con ese gol se fue derrotado, pero me figuro que orgulloso, el Union Berlin, debutante en la competici¨®n y en el Bernab¨¦u, de modo que lo suyo ayer fue alternativa y confirmaci¨®n ¡®a la misma vez¡¯, como dir¨ªa Lopera. Y dio muy buena pinta en la primera parte, porque se movi¨® con soltura y seguridad de veterano, juntando gente en el ataque y en la defensa, con excelentes transiciones y soltura de equipo cuajado. El Madrid, con Modric pero sin Kroos, carbur¨® a medias. Tchouameni a¨²n no coge los mandos en este equipo. Ni se le ve entre los centrales en los apuros ni manda en la salida ni mete pases de peligro. No es el de Francia, y mucho menos es Casemiro.
En la segunda mitad, el Madrid sali¨® con m¨¢s nervio y el Union empez¨® a rezagarse. A partir del 65¡ä, ya sin Tchouameni y con Kroos, la tropa blanca se ech¨® encima definitivamente, cada vez con mejor juego y con m¨¢s intenci¨®n. En el eje del ¨¢rea Joselu mereci¨® marcar media docena de veces, pero el portero, el palo o unos cent¨ªmetros de desv¨ªo lo impidieron. Cada remate era una lamentaci¨®n y una esperanza. El Bernab¨¦u ya rug¨ªa, el equipo llegaba una y otra vez, se mascaba el gol¡ Y lleg¨® por obra del de casi siempre, Bellingham, al que Joselu abraz¨® sin envidia y con agradecimiento, porque un 0-0 hubiera despertado comentarios sobre ¨¦l.