Guardiola no quiere percebes el mi谷rcoles
Teor赤as. Los antiguardiolistas siempre encuentran un buen argumento para despedazarlo. El 迆ltimo ha sido que, el pasado martes, el Madrid fue el Madrid y el City no fue el City. Si eso hubiera sido as赤, el Real hubiese aprovechado su instinto dominador en la vieja Copa de Europa, que casi le pertenece, para hacer el 2-0. Y lo que sucedi車 fue que De Bruyne empat車 la ida cuando menos estaba en los planes de Ancelotti. Porque as赤 son los misterios del f迆tbol. A un t谷cnico que acumula diez semifinales de Champions en las trece 迆ltimas temporadas como Guardiola es dif赤cil desacreditarlo. Entre otras cosas, porque mientras hay entrenadores de moda que llevan a un equipo al cielo (Klopp es un buen ejemplo y hay bastantes m芍s) y luego son incapaces de mantenerlo en la excelencia, Guardiola siempre est芍 ah赤.
Superado. M芍s all芍 de esoterismos, sin embargo, el Madrid-City del pasado martes s赤 debi車 dejar ciertas dudas futbol赤sticas en Guardiola. Por m芍s que quisiera conservar el bal車n, Bernardo Silva no fue una buena soluci車n con un volc芍n como Camavinga llev芍ndoselo por delante. El City, adem芍s, cay車 en la trampa de controlar a Modric y Kroos, se?uelos que a lo que se dedicaron es a jugar posicionales y marcar los tiempos para que el mismo Camavinga y Valverde trasladasen el bal車n hacia los extremos, Vinicius y Rodrygo, que s赤 matan los partidos. Y luego estuvo lo de la jaula a Haaland. Ancelotti tambi谷n gan車 la partida ah赤, asfixiando con los volantes, no con los laterales, al noruego. A Guardiola le debi車 recordar aquello que le deslizaba Messi en alg迆n pasaje del Bar?a 2009-10, cuando ve赤a en Ibrahimovic un central m芍s, no un compa?ero. Todo eso se llev車 Pep en la carpeta para la vuelta.
Ansiedad. Contaba el otro d赤a en la &SER* el periodista Luis Mart赤n que el a?o pasado, noqueado despu谷s de la atronadora remontada del Madrid, Guardiola lleg車 a hotel Ritz, donde se concentraba el City, y que lo 迆nico que le sali車 fue meterse un atrac車n de percebes con su amigo David Trueba. Seguramente, fuese la mejor manera de tragarse aquello. A veces Guardiola prepara los partidos, relajado, viendo la Ryder Cup. Otras, agobiado, se encierra a devorar v赤deos. Es dif赤cil saber qu谷 har芍 despu谷s de jugar contra el Everton y regresar a M芍nchester. Es posible que la inversi車n del City le obligue, si ese es el t谷rmino adecuado, a ganar una Champions. Pero el f迆tbol tambi谷n va de pas芍rselo bien cada semana. Y en eso, muy pocos tienen lo que ha conseguido el City.