¡°Sevillanos, yonkis y gitanos¡± es oprobio que a¨²n se oye en algunos estadios, cuando el rival es un equipo hispalense. El antigitanismo tambi¨¦n act¨²a en el f¨²tbol: se utiliza el apelativo racial como insulto y, por el contrario, se obvia el origen cal¨¦ de ciertos futbolistas, como si la etnicidad nada hubiera tenido que ver con el ¨¦xito deportivo. Pareciera que la manera gitana de hacer las cosas solo pudiera servir de obst¨¢culo, nunca de substrato cultural favorecedor.
Como antrop¨®logo social, cuando pienso en Jos¨¦ Antonio Reyes, Dani G¨¹iza o Jes¨²s Navas, no puedo dejar de relacionarlos con el valor que la cultura gitana otorga a la creatividad, la imaginaci¨®n y la p¨ªcara inteligencia para enga?ar al rival. El descaro y la rebeld¨ªa un tanto narcisista de Eric Cantona, Hristo Stoichkov o Ibrahimovic siempre me recordaron a ciertos flamencos ¡°echaos pa¡¯lante¡± que he conocido en Sevilla. He jugado contra alg¨²n delantero gitano, cuya genialidad un tanto an¨¢rquica parec¨ªa emular la de Gica Hagi, aunque lo hiciera en la Tercera Divisi¨®n extreme?a. Ciertos jugadores no han escondido su origen, incluso han reflexionado sobre la impronta que la cultura roman¨ª dej¨® en su juego: ¡°Soy un gitano errante sobre el campo. Un centrocampista buscando continuamente un espacio libre donde me pueda mover a mis anchas¡±, escribe Andrea Pirlo en su autobiograf¨ªa Pienso, luego juego.
El 8 de abril, en el D¨ªa del Pueblo Gitano, yo les honro. Y no solo a los que burlaron el secular estigma racial para alcanzar la cima, sino a los currantes del f¨²tbol, como Fali, defensa del C¨¢diz, que sabe que la fortuna es caprichosa y que por ello uno no debe ir por ah¨ª pavone¨¢ndose, sino aprovechar el momento y repartir la suerte entre los familiares, incluyendo su padre, chatarrero. Dice que Juanma, un compa?ero del Levante, le ense?¨® a hablar en p¨²blico: ¡°Yo dec¨ªa siempre ¡®me se ha ca¨ªdo¡¯, poniendo el mes antes que la semana¡±. Qu¨¦ arte. Y qu¨¦ capacidad de superaci¨®n. La misma que muestran Sandra Santiago, Carla Fern¨¢ndez y otras chicas gitanas que han desafiado los estereotipos raciales y de g¨¦nero, tanto de la sociedad mayoritaria como de su propio entorno, donde tuvieron que oponerse a quienes quer¨ªan reducirlas exclusivamente a mujeres de su casa. ?Ole la valent¨ªa!