F¨²tbol S.A.D.
Un periodista de c¨¢mara de Concha Espina me dijo recientemente que la transformaci¨®n del Real Madrid en Sociedad An¨®nima Deportiva era inevitable. Me qued¨¦ helado sabiendo que ese debate circula en el entorno de Florentino P¨¦rez. No podr¨ªa soportar un Real Madrid propiedad de un fondo de inversi¨®n. Ese d¨ªa me bajar¨¦ del autob¨²s y dejar¨¦ de ser ese pirado que est¨¢ de vacaciones pensando d¨®nde y c¨®mo ver a su equipo (?Cenamos fuera esta noche? Es que juega el Madrid). Soy un aficionado rancio y conservador. Como los del Athletic, prefiero perder a dejar de ser. Pero llevo a?os prepar¨¢ndome para la tragedia.
Paseo por la Barcelona tur¨ªstica estos d¨ªas sin dejar de pensar c¨®mo los barceloneses han perdido su maravillosa ciudad. Hordas de visitantes lo ocupan todo. Y uniendo la Sagrada Familia con la Barceloneta y las Ramblas una inmensa camiseta del Bar?a colorea cada esquina. El f¨²tbol es una atracci¨®n m¨¢s de la ciudad para esos turistas que entran en masa a comprar en las botigas del Bar?a salpicadas por todas partes. Pienso: si yo fuera Laporta y viera esto a diario tambi¨¦n so?ar¨ªa despierto con este pozo de petr¨®leo sin fin. Sin embargo, con eso ya no alcanza para ganar. Despu¨¦s de la deuda bancaria, los estadios como nuevos centros comerciales y hasta las palancas vendiendo a trozos los futuros ingresos del club, ?qu¨¦ queda? T¨² lo sabes, yo lo s¨¦ y Florentino y Laporta tambi¨¦n lo saben. Los ingleses que vieron de cerca c¨®mo sus clubes se iban muy lejos, tambi¨¦n lo saben. Se llama Sociedad An¨®nima Deportiva y acaba transformando tu tercera camiseta en una imitaci¨®n de la de Arabia Saud¨ª, como la del Newcastle.
Mis amigos del Atleti son un consuelo. No han perdido la pasi¨®n aunque su club sea propiedad de algo tan poco apasionante como la familia Gil. Defienden su territorio y su sentimiento de pertenencia aunque les cambien de barrio, les redondeen el escudo o les tuerzan las rayas. Pierden casi todas las batallas pero saben que ellos son el Atleti. ?De qu¨¦ sirve esa victoria moral? De nada. Y de todo como las grandes cosas de la vida.