Expectativas grandiosas, respuesta floja
Ha pasado un a?o desde el partido inaugural del Real Madrid en el campeonato anterior. Fue en San Mam谷s, una tarde de calor h迆medo, como la de Son Moix el domingo. Aunque es un equipo que inevitablemente levanta grandes expectativas, en el ambiente prevalec赤a la cautela. Durante la pretemporada, se lesion車 Courtois y Benzema, que hab赤a disfrutado de los mejores a?os de su carrera en las cinco 迆ltimas temporadas, abandon車 el club. En el minuto 50, Militao se retir車 del partido, roto el cruzado de su rodilla. Le sustituy車 R邦diger, hasta entonces central bajo sospecha. El ingl谷s Bellingham, un joven centrocampista que nunca hab赤a marcado m芍s de ocho goles por temporada en la Bundesliga, ocup車 el puesto que hab赤a dejado hu谷rfano Benzema, pero no su n迆mero. El club guard車 ausencia a Mbapp谷 y cancel車 el dorsal nueve de su camiseta. Toni Kroos fue suplente. Modric, tambi谷n. El Madrid destruy車 al Athletic en el primer tiempo y venci車 0-2. Ese equipo, que provocaba m芍s incertidumbres que seguridades, arroll車 en la Liga y gan車 la Copa de Europa. En el campeonato nacional, s車lo perdi車 un partido, contra el Atl谷tico de Madrid, mes y medio despu谷s de la victoria en San Mam谷s.
El empate con el Mallorca se produjo en unas circunstancias muy diferentes. Es el Real Madrid que m芍s expectativas ha levantado desde la llegada de Cristiano Ronaldo, Kak芍, Benzema y Xabi Alonso en el verano de 2009, aunque el ambiente estaba presidido por un factor disuasorio: el Bar?a acababa de ganar los tres grandes t赤tulos (Liga, Copa del Rey y Copa de Europa) con una solvencia aplastante y un n迆cleo excepcional de jugadores. No es el caso, o no lo parece, esta temporada. Pocas veces se ha declarado un favorito tan n赤tido como el Real Madrid. El fichaje de Mbapp谷 se ha interpretado como un mensaje a los cuatro vientos del supremo poder del Real Madrid, en el campo y en la industria mundial del f迆tbol.
El empate no dice nada de lo que ocurrir芍 en una temporada que terminar芍 dentro de nueve meses y medio, pero s赤 provoca desconcierto. No fue, desde luego, el Real Madrid s車lido, en谷rgico y brillante que hace un a?o derrot車 al Athletic en San Mam谷s. Con una tonelada m芍s de expectativas, mucho peor juego y Mbapp谷 en sus filas, el Madrid se desinfl車 poco a poco en un partido que Ancelotti consider車 decepcionante, y con raz車n. El t谷cnico italiano, nada inclinado a criticar en p迆blico a su equipo, utiliz車 un discurso casi radical para cuestionar el rendimiento en Son Moix. Se refiri車 al desequilibrio t芍ctico como causa principal de los problemas, pero el desagrado iba m芍s all芍.
Ancelotti pareci車 tan sorprendido como madridista por la floja actuaci車n de su equipo. Estaba m芍s cerca de la irritaci車n que del enfado. El Madrid desaprovech車 sus convincentes 20 primeros minutos, en los que transmiti車 una sensaci車n de disfrute y plenitud, coronada por el excelente gol de Rodrygo, y afloj車 en todos los cap赤tulos. El Mallorca no es el t赤pico equipo que se desplome en la contrariedad. Le sobra gente experta, curtida en las cambiantes vicisitudes del campeonato. Es competitivo y 芍spero. El Mallorca no pierde: se le gana.
El Madrid olvid車 tan pronto esta premisa que estuvo a punto de salir derrotado de Son Moix, preso de una frustraci車n que fue incapaz de revertir. El cambio de Tchouameni por Modric indic車 el disgusto de Ancelotti por lo que aconseje, espacios ampl赤simos entre l赤neas que el Mallorca aprovech車 cada vez con m芍s frecuencia, incomunicaci車n general, frustraci車n de Bellingham, que se desprend赤a desde posiciones m芍s retrasadas de lo acostumbrado para encallar en un denso muro de delanteros madridistas y defensas mallorquinistas, escasa participaci車n de los laterales en el funcionamiento ofensivo y apag車n total de Vinicius en el segundo tiempo. Demasiados d谷ficits en el primer partido de Liga, corregibles y no preocupantes, pero s赤 inesperados.
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