Esperando el ¨²ltimo bis de Serrat
Cuando alcanzamos una meta no es extra?o que empiece a perder valor al poco de atravesar la l¨ªnea de llegada. ¡°Quiz¨¢s no fuese para tanto¡±, tendemos a pensar en algunas ocasiones. No hay nada sin embargo parecido a perseguir algo que se considera propio de un coto ajeno, al ansia de lograr algo inalcanzable. Cuanto m¨¢s dif¨ªcil, m¨¢s apetecible, y esto vale para el deporte y para cualquier actividad que practiquemos desde la adolescencia. Los preliminares siempre fueron m¨¢s placenteros. Ustedes ya me entienden.
El Bar?a llevaba tres a?os de infructuosos preliminares en pos del t¨ªtulo de Liga. Otros objetivos, como los europeos, no entraban en nuestro radar. Digamos que no estamos para rondar a la chica m¨¢s popular del instituto en el baile de fin de curso. S¨²menle a ello unas circunstancias tan adversas, econ¨®micas, deportivas y an¨ªmicas (a¨²n antes del ¡®Caso Negreira¡¯), que nos condenaban a una traves¨ªa por el desierto, como antes de C, arenas movedizas incluidas. Ser¨ªa por tanto bueno no olvidar el lastre que arrastramos para festejar como corresponde el t¨ªtulo de Liga ahora que se divisa justo antes de mudarnos por un par de a?os a Montju?c. Y ya puestos a celebrar, que antes de apagar las luces del Camp Nou volvamos a escuchar a Serrat cantar el himno del Bar?a, como si fuese el ¨²ltimo bis de su despedida.