Espa?a frena la euforia espa?ola
La F¨®rmula 1 llegaba al GP de Espa?a con permiso para so?ar. Los cinco podios en seis carreras conseguidos por Fernando Alonso en las citas anteriores eran un aval suficiente para esperar otra foto en el caj¨®n, aunque se enfri¨® el s¨¢bado con una clasificaci¨®n distante de los primeros puestos. Por su parte, Carlos Sainz sal¨ªa desde la segunda plaza, lo que le sumaba a la fiesta de la esperanza, en un fin de semana en el que el Cavallino Rampante hab¨ªa introducido novedades. Su intento de adelantar a Max Verstappen en la salida subi¨® un poco m¨¢s la temperatura. Los 125.000 espectadores de Montmel¨® rug¨ªan. Pero hasta ah¨ª lleg¨® la cosa. Ni Sainz y su Ferrari pudieron confirmar el buen tono del d¨ªa antes, ni Alonso y su Aston Martin alcanzaron el nivel de sus podios precedentes. El madrile?o termin¨® quinto, tres puestos por detr¨¢s de su posici¨®n en la parrilla. El asturiano acab¨® s¨¦ptimo, un puesto por delante. No era lo esperado. Aunque se les quiere igual, claro, tampoco nos vamos a poner tr¨¢gicos.
M¨¢s que el baj¨®n que supuso no ver a los dos espa?oles litigando por las plazas cabeceras en el Circuit de Barcelona-Catalunya, fue la evidencia de que los dos Mercedes, los dos coches que te¨®ricamente pelean en la misma liga que Ferrari y Aston Martin, fueron claramente superiores. Que el Red Bull compita varios pelda?os por encima, est¨¢ m¨¢s que comprobado. Max Verstappen lleva cinco victorias en siete carreras, tres de ellas consecutivas, m¨¢s dos segundos puestos. Y los ¨²nicos enemigos de Checo P¨¦rez son los s¨¢bados y ¨¦l mismo. Pero que Lewis Hamilton y George Russell suban al podio de Barcelona con esa autoridad, es un dato inquietante para el futuro de los dos espa?oles. Quiz¨¢ s¨®lo sea una carrera, como dice Alonso. O quiz¨¢ sea algo m¨¢s. Canad¨¢, el 18 de junio, nos dar¨¢ m¨¢s pistas. La amenaza latir¨¢, como m¨ªnimo, hasta esa fecha.