Espa?a, dos golazos y una pi?a
Si algo le ped¨ªamos a Espa?a es que fuera fiel a s¨ª misma. Y lo fue. No es f¨¢cil jugar en ese escenario, tocar el bal¨®n a las puertas de la final de un Mundial, terreno que no hab¨ªamos pisado nunca. Pero desde el primer minuto qued¨® claro que el f¨²tbol femenino espa?ol se viste ya con el traje de las grandes potencias. En la primera parte falt¨® el gol, pero eso es como decir que en Espa?a falta agua, un mal end¨¦mico. En la segunda por fin llegaron y se gritaron a pleno pulm¨®n. Las l¨¢grimas de las 23 jugadoras y todo el cuerpo t¨¦cnico al acabar el partido dejan claro lo mucho que esto significa.
Vilda hizo dos cambios con respecto al duelo de cuartos, uno funcion¨® y el otro no tanto. Olga Carmona jug¨® como Olga Carmona, es decir, con el viento de cola y las ganas de irse arriba, la zurda dispuesta al disparo (esto lo escrib¨ª antes de su golazo en el 90¡ä, lo juro), la guerra y batalla que solo encuentran obst¨¢culo cuando quien tiene delante mide bastantes cent¨ªmetros m¨¢s que ella. Alexia Putellas no fue Alexia Putellas porque la naturaleza hace imposible que la catalana rinda al nivel de Bal¨®n de Oro cuando ha estado un a?o en el dique seco. Eso s¨ª, su entrega y su compromiso son indiscutibles.
Espa?a gan¨® porque fue mejor. Lo fue porque el planteamiento de Vilda fue el acertado, tanto en la red de juego como en los cambios, el casi obligado de Olga en el once titular ante la baja de Oihane Hern¨¢ndez y el de Salma Paralluelo mediado el segundo tiempo. Y lo fue porque todas las jugadoras, y digo todas, estuvieron a la altura de un compromiso con el que hace nada ni so?aban. La guinda fueron los goles; el reto may¨²sculo ser¨¢ la final. Tenemos cinco d¨ªas para hacer pi?a. Qu¨¦ lujo.