Escuchando a Maturana
Yo ten¨ªa quince a?os y el mundo era entonces un lugar deslumbrante. Con esos ojos de primera vez observ¨¦ aquel brillante seleccionado colombiano dirig¨ªa.

Escribo esta columna mientras un compa?ero est¨¢ entrevistando a Pacho Maturana. Le escucho hablar, embelesado, y rememoro la primera vez que supe de ¨¦l. Fue en junio de 1990. Hab¨ªa Mundial, yo ten¨ªa quince a?os y el mundo era entonces un lugar deslumbrante que uno empezaba a descubrir. Perfecto. Con esos ojos de primera vez observ¨¦ aquel brillante seleccionado colombiano que el Pacho dirig¨ªa. Recuerdo c¨®mo celebre el gol de Rinc¨®n ante Alemania, un tanto que certific¨® un idilio con la selecci¨®n cafetera que me ha acompa?ado hasta hoy. Alguien dice Valderrama, Rinc¨®n, o Barrab¨¢s G¨®mez, y yo me sonr¨ªo. Dice ahora mismo Maturana que el mensaje que lanz¨® a sus jugadores era que sobre el verde hay que disfrutar con responsabilidad, algo as¨ª como divertirse siendo serios y me parece una ense?anza que bien podr¨ªa aplicarse a la vida. Tomo nota mental de dec¨ªrselo a mis hijos m¨¢s tarde. El periodista carraspea, y le recuerda el escorpi¨®n de Higuita, esa famosa jugada en Wembley. Maturana aclara que entonces ¨¦l no era el entrenador nacional, pero que igualmente le telefone¨® para reprenderle por tama?a irresponsabilidad. ¡°No estoy tan loco, maestro¡±, cuenta que se justific¨® Higuita, ¡°observe la jugada: el linier hab¨ªa se?alado fuera de juego, y por eso lo hice¡±.
El periodista sigue preguntando. El m¨ªster se gusta en las respuestas, largas, meditadas, trenzadas en palabras que yo guardo como tesoros. Maturana es una de esas personas que le reconcilia a uno con el amor por la pelota. Le escucho contar mientras disputaban la Copa Am¨¦rica de 2001, que su selecci¨®n gan¨®, el autob¨²s de los jugadores viaj¨® por el eje cafetero y por las ventanas ve¨ªan a los trabajadores afan¨¢ndose a pleno sol. Estos dejaban un segundo la faena y mandaban saludos y besos al paso del plantel colombiano. Maturana les pidi¨® a sus jugadores que observaran las sonrisas de esos trabajadores. ¡°Ustedes no son m¨¦dicos, ni abogados, ni profesores, ni obreros. Pero miren lo que son capaces de hacer ustedes, son capaces de proveer felicidad a todos ellos. En eso consiste su trabajo¡±. El que sonr¨ªe ahora soy yo. Me digo que eso, precisamente para eso, sirve el f¨²tbol.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del d¨ªa, la agenda con la ¨²ltima hora de los eventos deportivos m¨¢s importantes, las im¨¢genes m¨¢s destacadas, la opini¨®n de las mejores firmas de AS, reportajes, v¨ªdeos, y algo de humor de vez en cuando.
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opini¨®n se publicar¨¢ con nombres y apellidos