En la salud y en la enfermedad
La final de la Supercopa funcion¨® como una resonancia magn¨¦tica en el Real Madrid y el Bar?a, que salieron del escaneo con una visi¨®n muy diferente de su estado y pron¨®sticos opuestos. El partido confirm¨® la saludable, casi plet¨®rica, condici¨®n del Madrid, que gole¨® sin romper a sudar, una de esas actuaciones categ¨®ricas que no dejan asomo a la duda. No transmiti¨® inquietud ni en los breves momentos de desajuste -un remate al palo de Ferran, el gol de Lewandowski- por la distancia entre los dos equipos fue abismal. En Riad, el Bar?a manifest¨® su grave deterioro, que alcanza al entrenador, el equipo y la instituci¨®n. Regresa con un p¨¦simo diagn¨®stico.
En muchos aspectos, podr¨ªa parecer que el Madrid sufre trastornos tan o m¨¢s profundos que el Bar?a, que ha sufrido esta temporada las lesiones de Gavi, baja capital hasta el final de temporada, Ter Stegen, que en el contexto actual del equipo es mucho m¨¢s que un portero, o los sucesivos problemas f¨ªsicos que ha atravesado Pedri, incapaz de jugar tres partidos por las lesiones musculares que le han aquejado.
El peso de las ausencias ha sido m¨¢s rotundo en el Real Madrid. Perdi¨® a Courtois, que tambi¨¦n es mucho m¨¢s que un portero en el equipo, a Militao en el verano y a Alaba en el oto?o. Lesiones que les inhabilitan para el resto de la temporada. Vinicius ha jugado la mitad de los partidos, Camavinga y Tchouameni se han perdido unos cuantos y Mendy s¨®lo ha aparecido en media docena de encuentros.
Libra por libra, es probable que el Madrid haya salido peor parado en el desagradable cap¨ªtulo de lesiones y lesionados, pero nadie lo dir¨ªa a la vista de la respuesta del equipo. Hace tiempo que no pierde un partido (29 de septiembre) que admira su rendimiento. El Madrid juega con la entereza, la dedicaci¨®n y el nervio de los equipos que se han embarcado en una misi¨®n extraordinaria. Es posible que no lo consiga, porque el f¨²tbol est¨¢ lleno de imponderables, pero hasta ahora camina por la temporada sin mirar atr¨¢s.
Destroz¨® a una de las ediciones m¨¢s fr¨¢giles que se recuerdan del Bar?a, donde aumenta el des¨¢nimo en cada fecha del calendario. No hace tanto, mediados de septiembre, se hablaba de un renovado Bar?a, en condiciones de recuperar el prestigio perdido desde aquel brutal 8-2 que le infligi¨® el Bayern en Lisboa. Ven¨ªa de ganar la Liga, agregar a G¨¹ndogan, Joao F¨¦lix a la plantilla y, por nimio que ahora se nos antoje, derrotar 3-0 al Madrid en la pretemporada. La fulgurante irrupci¨®n de Lamine Yamal en el Gamper aliment¨® a¨²n m¨¢s la sensaci¨®n de optimismo, de un Bar?a recuperado para las grandes causas del f¨²tbol.
En medio de grandes y objetivas dificultades, el Madrid se ha rearmado con juego, resultados y una irredente disposici¨®n competitiva. Todos los jugadores se han implicado hasta el cuello en la tarea. Menci¨®n especial merecen los que apenas contaban a principio de temporada. Brahim, Lucas V¨¢zquez y Nacho han respondido con unas prestaciones superlativas, lo mismo que Joselu, con una cuenta de goles m¨¢s que apreciable.
Contra el Bar?a y el Atl¨¦tico de Madrid se manifestaron las mejores cualidades del Madrid, que ha llegado a un punto donde no necesita de la constante producci¨®n goleadora de Bellingham. El ingl¨¦s no ha marcado en Arabia Saud¨ª ninguno de los nueve goles del equipo, frente al Atl¨¦tico y el Bar?a, nada menos. En la final, Vinicius y Rodrygo barrieron a la lamentable defensa azulgrana, Bellingham no tuvo rival en el medio campo, Kroos dirigi¨® las operaciones sin la menor molestia y Valverde fue un purasangre en comparaci¨®n con el melanc¨®lico De Jong, del que dicen que juega con mocasines de lo elegante que es. Estar¨ªa bien que alg¨²n d¨ªa se calzara las botas con tacos.
La Supercopa marca el meridiano de la temporada, del que sale un Madrid con el pecho hinchado. Del Bar?a, que emergi¨® victorioso y optimista de la edici¨®n anterior, quedar¨¢ su aviso de cat¨¢strofe inminente.
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