El Zaragoza de Carcedo se cae con todo el equipo

El Real Zaragoza fue a Anduva en busca de su tercera victoria consecutiva y regresa a casa humillado y con el rabo entre las piernas, despu¨¦s de que el colista Mirand¨¦s le desnudara de arriba abajo. Si no vuelve literalmente cosido a goles es porque lo evitaron los postes y Cristian ?lvarez. Fue una de esas tardes insoportables, de naufragio absoluto, que obligan a poner todo en cuesti¨®n, empezando por el t¨¦cnico. Carcedo insiste en que sus jugadores est¨¢n convencidos de su librillo, pero el equipo est¨¢ lej¨ªsimos de ser un aspirante al ¡®playoff¡¯: juega siempre en funci¨®n del rival, carece de valent¨ªa -un reflejo directo de su entrenador-, s¨®lo ha marcado cuatro goles en siete jornadas y ya ha perdido tres partidos. Lo dem¨¢s es literatura.
Todo el partido estuvo el Zaragoza a remolque. Todo lo contrario que el Mirand¨¦s, que, espoleado por su monta?a de urgencias, sali¨® a la carrera y puso r¨¢pidamente en apuros a Cristian ?lvarez; primero con una falta desde la frontal del ¨¢rea que ejecut¨® el aragon¨¦s Roberto L¨®pez, cedido por la Real Sociedad en Anduva, y despu¨¦s con un centro desde la derecha que se pase¨® por el ¨¢rea peque?a y al que, en boca de gol, no lleg¨® Ra¨²l Garc¨ªa por cent¨ªmetros. Lo cierto es que al colombiano Fuentes, impecable en sus dos primeros partidos, se le empezaron a ver ya algunas costuras.
El Zaragoza, que no se sacudi¨® nunca la incomodidad, combati¨® las embestidas, o eso pretendi¨®, con el f¨²tbol control de Carcedo en bloque bajo, es decir y hablando en plata, acul¨¢ndose atr¨¢s y dejando toda la iniciativa al rival. S¨®lo Giuliano, con su valent¨ªa y agitaci¨®n permanente, puso en alg¨²n apuro al portero local. Pero el ¡®Cholito¡¯ estuvo muy solo.
El equipo aragon¨¦s, plano y sin ninguna reacci¨®n, sigui¨® jugando a que no pasara nada hasta que, justo antes de la media hora, una jugada desafortunada acab¨® castigando la ¡®prevenci¨®n¡¯ de su entrenador: Llu¨ªs L¨®pez fue a despejar un centro del zaragozano Parra, un avi¨®n por la banda derecha, y acab¨® marcando en su propia porter¨ªa ante el acoso de Pinchi. Pero es que los elogios desmedidos tienen estas cosas. Y Llu¨ªs L¨®pez est¨¢ para suplir ocasionalmente a Franc¨¦s o a Jair, pero no para confiarle la titularidad de un equipo con aspiraciones de ¡®playoff¡¯.
Y la renuncia del Zaragoza de la primera parte a¨²n pudo ser peor, porque al filo del descanso, Cristian ?lvarez salv¨® un cabezazo picado de Pinchi que era el segundo gol y tambi¨¦n el posterior remate de Roberto L¨®pez.
A Lluis L¨®pez, en tarde fatal, lo volver¨ªa a retratar Pinchi en la jugada del segundo gol, nada m¨¢s comenzar la segunda parte. Una acci¨®n en la que exhibi¨® toda su blandura en las disputas.
Con todo perdido y a la desesperada, Carcedo recurri¨® a Francho y a Az¨®n, dos titulares siempre que se quiera salir a ganar los partidos, y hasta le dio los ¨²ltimos doce minutos Gueye, pero la t¨ªmida reacci¨®n del Zaragoza lleg¨® demasiado tarde.
Carcedo ya qued¨® se?alado ante el Lugo por su extrav¨ªo t¨¢ctico de alinear tres centrales en La Romareda, pero este varapalo de Anduva, ante m¨¢s de quinientos zaragocistas en las gradas, le vuelve a colocar en el disparadero. Y es que por encima de las nuevas tecnolog¨ªas aplicadas al f¨²tbol estar¨¢ siempre la elecci¨®n de los jugadores y la lectura de los partidos. Y entrenar al Real Zaragoza nunca fue f¨¢cil para nadie.