El sue?o de una noche de verano
Esta columna se autodestruir¨¢ con el pr¨®ximo fichaje de relumbr¨®n, con la pr¨®xima pol¨¦mica medi¨¢tica. Es el art¨ªculo de un 22 de junio sobre las nuevas camisetas de los equipos: el sue?o de una noche (la primera) de verano.
Marcada por la po¨¦tica de las primeras impresiones, la camiseta es un espejo de nuestras expectativas: reflejamos en ellas la ilusi¨®n o la decepci¨®n que arrastramos. Desde que sale a la luz, absorbe nuestros prejuicios. Le pas¨® a la Real, en una temporada gloriosa, tanto, que todo el mundo la compar¨®, por eso y por sus ribetes negros, con la remera de la campeona del mundo, Argentina. Igual que el C¨¢diz: la marca nos dice que remite a los logros ochenteros y, aunque no le veamos el parecido, nos lo creemos por lo bien que se mantuvo el equipo. Al rev¨¦s que el Espanyol, que acaba de descender y cuyos nuevos dise?os proyectan el enfado de sus hinchas, en una segunda camiseta a la checoslovaca que incluso une azul y rojo (vade retro) en un desafortunado rinc¨®n.
No hay grandes filias ni fobias con las equipaciones de blaugranas y merengues. Porque ambos tienen retos mayores pero no sabemos si realmente estar¨¢n preparados, y eso se refleja en sus camisetas. Se dice del Bar?a que se reencuentra con la sencillez, un poco como el equipo de Xavi; y del Madrid, que podr¨ªa ser la de los Galaxy, la de los Spurs o la del Parma, una indefinici¨®n profil¨¢ctica a la espera de ver la lista definitiva de fichajes.
Lo que s¨ª van a sufrir todas estas camisetas el a?o que viene es una clara devaluaci¨®n est¨¦tica a?adida. Despedimos al ubicuo logo multicolor de nuestra Liga, ese molino de viento futbolero, casi s¨ªmbolo de alianza de civilizaciones, de agenda 2030, rollo Barbapap¨¢, que con el tiempo se hab¨ªa convertido en lo menos pol¨¦mico de una organizaci¨®n que hace a?os pasaba inadvertida y hoy se empe?a en estar siempre en el foco. El nuevo logo de LaLiga (as¨ª todo junto ya definitivamente) no mejora nuestras camisolas. Esas dos eles que forman una y griega, o una letra g¨®tica apresurada, tienen la mueca del nuevo patrocinador, pero sonr¨ªen mucho menos que antes.