El sentido de una vida
Lo que han tratado de explicar los fil¨®sofos, contar los poetas y cantar los bardos qued¨® bien reflejado en la despedida de Roger Federer en Londres. La naturaleza inefable, el sentido de la vida de un ser humano, transpiran en las l¨¢grimas que comparti¨® con Nadal, en el abrazo confesional a su familia: ¡°Soy muy feliz, no estoy triste, ?vale?¡±, en sus ¨²ltimas palabras en la pista, micro en mano: ¡°Es bonito jugar al tenis, estar con amigos. Ha sido un viaje perfecto, lo repetir¨ªa de nuevo¡±.
?Podr¨ªa usted, yo, cambiando tenis por vida, decir eso en el momento previo a la muerte? Porque eso es, morir, lo que significa la retirada para un deportista de ¨¦lite, el mejor de la historia en su deporte. No solo es ceder un imperio, una corona, sino un destino. ?Podr¨ªamos agradecer, sonre¨ªr, cuando todo acabe? ?Tomar la mano del rival, reconocer que la confrontaci¨®n nos ha elevado a ambos, abrazar su importancia como motor? Son las dificultades las que nos hacen crecer, para ello est¨¢ preparado nuestro sistema nervioso, para anticipar lo peor, para superar, para mediante el dolor cambiar, sobrecompensar y crecer. Duelen los dientes del beb¨¦ al salir, duelen las primeras heridas, perder un ser querido, duelen los m¨²sculos entrenando, caer en una final con un t¨ªo al que al final acabar¨¢s queriendo.
?C¨®mo no vas a querer a quien te hace crecer, con quien compartes una manera de estar en el mundo? Lloran juntos Nadal y Federer, rivales, no enemigos. Celebran la vida y al mismo tiempo lamentan el v¨¦rtigo de su final.
Roger incluso ha cursado a Rafa una invitaci¨®n para reconocer su dolor, que no se encuentra bien, que quiere volver corriendo junto a su esposa embarazada, que tiene que pensar en muchas cosas. Y le da la oportunidad de llorar anticipadamente su propia muerte: ¨¦l es el siguiente mito en retirarse, ahora el foco le apunta.
Dice Javier Gom¨¢, fil¨®sofo: ¡°Vive de tal manera que al morir todo el mundo piense que tu muerte ha sido injusta¡±. Es un enorme atropello que Roger no est¨¦.