El ¡®runr¨²n¡¯ no hace el once
Carlo Ancelotti es una gran persona. Un tipo entra?able, respetuoso, cari?oso, educado y humilde. No se pone medallitas cuando gana ni se?ala con el dedo cuando pierde. Ese car¨¢cter y la actitud que muestra desde el primer momento en que se convirti¨® entrenador del Madrid han invitado a pensar que le faltaba autoridad. Es todo lo contrario. No pone en escena su autoridad natural cuando se presenta delante de las c¨¢maras y los micr¨®fonos sino que la reserva para la intimidad del vestuario. La autoridad no se afirma con palabras y declaraciones de intenci¨®n sino con actos. Lo hemos comprobado una vez m¨¢s unas dos horas antes del partido de Copa del Rey frente al Celta cuando se difundi¨® el once titular de los merengues.
El runr¨²n medi¨¢tico, que reflejaba tambi¨¦n la opini¨®n generalizada entre la afici¨®n madridista, llevaba horas y horas crucificando a dos jugadores. Lucas V¨¢zquez y Aur¨¦lien Tchouameni hab¨ªan sido erigido en m¨¢ximos culpables de la bofetada recibida contra el Bar?a en Arabia Saud¨ª y reconozco que, influido por la decepci¨®n, yo tambi¨¦n me hab¨ªa unido al concierto de voces agresivas. Pues, tanto el capit¨¢n espa?ol como el futbolista franc¨¦s, fueron escogidos por Ancelotti para el tan el¨¦ctrico encuentro contra los gallegos. El m¨ªster nos record¨® sin mediar palabras quien era el ¡°p. amo¡± y que el runr¨²n no hac¨ªa el once del Madrid.
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