El Real Madrid dispara y luego pregunta
El objetivo est¨¢ cumplido, pero el Real Madrid despert¨® demasiadas sospechas en su sufrido empate con el RB Leipzig, equipo de buena factura, provisto de unos cuantos jugadores m¨¢s que interesantes. Uno es Dani Olmo, por supuesto, y no cabe duda de la calidad de Xavi Simons, un fen¨®meno en su etapa infantil en las filas del Bar?a y ahora, despu¨¦s de una trayectoria irregular (PSG y PSV Eindhoven), de nuevo en el primer plano del panorama europeo.
La temporada europea del Madrid no ha dejado hasta ahora ning¨²n partido deslumbrante. En la fase de clasificaci¨®n se midi¨® con el N¨¢poles, Sporting de Braga y Union Berlin, grupo bicoca en el que no conoci¨® la derrota, ni el empate. Se sucedieron las victorias, ninguna de ellas por la espectacularidad del juego. En una competici¨®n que domina como nadie, el Madrid tramit¨® los partidos con eficacia y sin colorido. Contra el RB Leipzig decepcion¨® en todos los aspectos, menos en la capacidad para escapar de las situaciones que abaten a la inmensa mayor¨ªa de los aspirantes al t¨ªtulo.
El Madrid ha ganado la Copa de Europa de todas las maneras posibles y unas cuantas veces capeando temporales. No se recuerda una temporada m¨¢s apacible que la actual para un equipo que domina la Liga con una diferencia sustancial y que alcanza los cuartos de final de la Liga de Campeones con siete victorias y un empate. Sin embargo, el p¨²blico silb¨® al equipo, el primer reproche de la temporada, quiz¨¢ porque en el Bernab¨¦u se atisb¨® la peor versi¨®n del Madrid en mucho tiempo.
Ancelotti llen¨® el campo de centrocampistas, insinuando un 4-3-3 que se transform¨® r¨¢pidamente en un 4-5-1. En la punta, Vinicius, aislado y frecuentando la banda izquierda, su territorio natural. Un frente de ataque vac¨ªo y el medio campo preso del desconcierto general, donde todos los jugadores parec¨ªan preguntarse qu¨¦ demonios hab¨ªa que hacer. Todos se sintieron inc¨®modos en un sistema que alter¨® la rutina habitual del Madrid.
El RB Leipzig no es un gran equipo, pero sabe lo que hace en el campo. Juega r¨¢pido, es profundo y se mueve con armon¨ªa. Tiene m¨¢s registros atacando que defendi¨¦ndose, pero en el Bernab¨¦u fue igual de compacto en los dos aspectos. Apenas qued¨® expuesto a los contragolpes del Madrid, excepto a la prodigiosa conexi¨®n que efectuaron Bellingham y Vinicius en el gol, una maravilla de jugada en medio del sombr¨ªo paisaje del partido.
A nadie sorprendi¨® el ingreso de Rodrygo tras el descanso. Ancelotti comprendi¨® que su decisi¨®n inicial no funcionaba y regres¨® a la normalidad, aunque el problema persisti¨®. El RB Leipzig se hab¨ªa sentido tan c¨®modo en el primer tiempo que se vio en condiciones de ganar el partido. Ni le intimid¨® el Bernab¨¦u, ni le trastorn¨® la aparici¨®n de Rodrygo. El Madrid mejor¨® algo, no lo suficiente para cambiar los planes del equipo alem¨¢n, que dispuso de un arsenal de oportunidades.
Openda, delantero veloz que ha abierto el apetito de varios equipos en el mercado, pretendi¨® mejorar su cach¨¦. Le perdi¨® el ego¨ªsmo en los remates, deficientes y mal elegidos. Sobre el gigante Sesko se vierten grandes elogios, no confirmados en el c¨¦sped, que ten¨ªa mal aspecto, nada que ver con el inmaculado tapete que ha hecho famoso al Bernab¨¦u en los ¨²ltimos 20 a?os. Contrast¨®, en cualquier caso, la magnitud del reformado estadio con el preocupante aspecto del c¨¦sped.
El Madrid aprovech¨® su bala y el Leipzig desperdici¨® una ocasi¨®n perfecta para imponerse. Se le permiti¨® casi todo y sali¨® del partido como casi todos, eliminado y pregunt¨¢ndose qu¨¦ hab¨ªa hecho mal para quedarse fuera del torneo, una pregunta ret¨®rica cuando se trata de la Copa de Europa y del Real Madrid. Suele ser igual lo que hagas, el Madrid encontrar¨¢ la f¨®rmula para salvar el pellejo.