El racismo, bailes y festejos
S¨ª, en Espa?a hay racismo. Y negarlo agrava el problema, igual que la tibieza, la falta de contundencia, a la hora de condenarlo. Ni Carlo Ancelotti, ni Simeone estuvieron a la altura en la previa del derbi cuando se les pregunt¨® por el racismo. El primero neg¨® que exista y el segundo ech¨® balones fuera con la frase ¡°vivimos en una sociedad en la que estamos involucrados todos. Esta es la sociedad que tenemos¡±, que es lo mismo que no decir nada. La verg¨¹enza, el asco infinito que nos han provocado los c¨¢nticos de ¡°Vinicius, eres un mono¡± en las puertas del Civitas Metropolitano deber¨ªan tener, por fin, una reacci¨®n adecuada.
Para empezar, la del Atl¨¦tico, que tolera y mira con complacencia a sus ultras. Para continuar, la de todos aquellos, incluidos los medios de comunicaci¨®n, que siguen sin percibir como un problema grave lo que a la vista est¨¢. El f¨²tbol no es as¨ª, son solo unos cuantos, la mayor¨ªa de la afici¨®n es super sana, no hay que generalizar, ha sido fuera del campo¡, son s¨®lo algunas de las sentencias que ayer escuch¨¦. La resistencia a condenar sin peros ni excusas tambi¨¦n nos retrata, igual que el empe?o en dudar de la palabra, de la experiencia, de la persona que denuncia sufrir racismo y de colocar el foco en su susceptibilidad para rebatirle en lugar de apoyarle. O en si bailar es la manera correcta de festejar un gol. ?Qu¨¦ bochorno!
Que nos sintamos inc¨®modos cuando nos se?alan un comportamiento racista es lo m¨ªnimo. La cuesti¨®n es que no gestionamos bien esa incomodidad. O negamos, o nos indignamos, o nos ofendemos una barbaridad o echamos mano de un pu?ado de frases hechas vac¨ªas de contenido con las que volvemos a proclamar que no, que los racistas son los dem¨¢s, pero no nosotros.
El f¨²tbol tiene un altavoz gigante, enorme, que deber¨ªa servir para se?alar y atajar actitudes racistas, pero que demasiado a menudo se usa para debatir sobre bailes y festejos. Es una pena. O como dir¨ªa El Cholo: ¡°Esta es la sociedad que tenemos¡±.